Un manual de filosofía de la naturaleza
Francisco Soler Gil ha escrito con acierto lo siguiente: “Los hombres del siglo XXI vivimos inmersos en la era de las ciencias naturales, que impregnan cada rincón de nuestra vida y de nuestro pensamiento (…) el que trate hoy en día de buscar a Dios con su cabeza no podrá eludir el diálogo con la imagen científica del mundo …)”. Pero no es fácil acceder a la imagen científica del mundo pues la ciencia hoy se escribe en lenguaje matemático que -para los que somos “de letras”- resulta de muy difícil acceso; y específicamente para los cristianos muchas veces es barrera el cúmulo de tópicos y falsedades acumuladas para mostrar una –realmente inexistente- incompatibilidad entre ciencia y Dios.
Juan Arana, catedrático de filosofía de la Universidad de Sevilla, lleva toda la vida escribiendo sobre filosofía de la naturaleza y la historia de las relaciones entre filosofía y ciencia y entre ésta y la religión. Tiene un notable conocimiento del pensamiento filosófico moderno y ha estudiado con gran profundidad las cosmovisiones derivadas de las ciencias contemporáneas, tanto en el ámbito de la física como de la biología y las neurociencias. En los últimos años ha dirigido y coordinado tres libros que me parecen de consulta obligatoria para todos los interesados en la visión del mundo de los científicos más eminentes que han protagonizado el desarrollo de las ciencias desde el siglo XVIII al actual. Los tres han sido publicados por Ed. Tecnos entre 2020 y 2022 y llevan por título –respectivamente- “La cosmovisión de los grandes científicos del siglo XX. Convicciones éticas, políticas, filosóficas o religiosas de los protagonistas de las grandes revoluciones científicas contemporáneas”, “La cosmovisión de los grandes científicos del siglo XIX. Convicciones éticas, políticas, filosóficas o religiosas de los protagonistas del siglo de la ciencia” y “La cosmovisión de los grandes científicos de la Ilustración. Convicciones éticas, políticas, filosóficas o religiosas de los protagonistas de la ciencia en el siglo XVIII”.
Ahora, en 2023, la editorial BAC nos regala, dentro de su serie de manuales de filosofía, una nueva obra del profesor Arana que lleva por título “Filosofía natural” (476 págs.) y que está constituida por dos partes temáticamente interrelacionadas, pero susceptibles de lectura y estudio separados: en primer lugar (hasta la pág. 332), un detallado estudio histórico de la reflexión humana sobre la naturaleza desde los pensadores griegos precristianos hasta los científicos del siglo XX que alumbraron la moderna física y el modelo estándar de universo que hoy es de general aceptación; y en segundo lugar (págs. 335 a 450), siete breves estudios temáticos de algunos temas de la máxima actualidad, como la concepción de la naturaleza que deriva de la mecánica cuántica, la especificidad humana, la relación entre cerebro y libertad o el transhumanismo, entre otros.
De la parte histórica, me ha parecido especialmente sugestiva su tesis sobre la trascendencia que el abandono de las matemáticas como saber instrumental junto con la lógica por los aristotélicos tardíos a partir del siglo II ha tenido en la moderna escisión entre las dos culturas, la filosófica y la científica y el daño que ese error ha hecho también en la modernidad a la relación religión-ciencia (cfr. págs. 56, 176 y ss. , 185-186, etc); así como el estudio del mecanicismo y el determinismo, sus raíces y consecuencias para la ciencia a partir de la ilustración (capítulos IV y V); o la constatación de la influencia absolutamente determinante de pensadores y científicos de convicciones religiosas en el desarrollo de la ciencia moderna en contra de ciertos tópicos de general uso (cfr. págs.. 164, 228 y ss., etc). Sobre este último extremo, afirma el autor en página 230 tras un análisis muy detallado de la cuestión: “salvo casos muy aislados, entre la religión cristiana y la ciencia moderna no hubo de principio a fin oposición o rivalidad, sino avenencia y recíproco soporte”.
El capítulo VIII (págs. 274 a 332) está dedicado al último tercio del siglo XIX y al XX y proporciona una idea muy actualizada y asequible a todo lector de mediana cultura de la cosmovisión derivada de las ciencias contemporáneas, especialmente de la física; es decir, aporta una información que hoy es imprescindible para cualquiera que quiera conocer y entender nuestro mundo. Por el contrario, el capítulo VI dedicado a Kant no me ha resultado de fácil digestión intelectual.
Benigno Blanco