Hace un tiempo hice en este mismo espacio una llamada urgente para que nos decidamos a defender a Dios. Los ataques en España contra los principios fundamentales de nuestra fe continúan. Incluso diríamos que han crecido en volumen y desvergüenza. Con expresiones groseras e imágenes propias de descerebrados alardean en los medios de estar en contra de eso tan “trasnochado” que se llama Iglesia Católica. Pero, como afirma el Papa en su último libro, “Luz del mundo”, lo que hoy está más desprotegido es el Ser de Dios. Dios mismo, con sub respeto exquisito a la libertad del hombre, se está dejando vapulear por los desalmados de siempre. Y Benedicto XVI afirma que cuando se ataca a Dios es el hombre el que sale perdiendo, ya que somos su imagen.
Es muy urgente defender a Dios
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Con la última venida a España de Benedicto XVI los de siempre, y en los mismos medios, han echado por su imaginación y por su boca toda las bilis que llevan dentro. Los pobres no saben más que burlarse groseramente de lo que ellos no quieren vivir, no saben vivir, y les molestas que otros vivan. Y nos callamos. O simplemente lamentamos y criticamos. Pero, ¿no se puede hacer algo más? ¿Para qué están las leyes, los Tribunales, la Constitución que acabamos de celebrar, los juristas, las asociaciones y las plataformas…Incluso la misma Conferencia Episcopal. ¿No hay nadie que le pare los pies a estos energúmenos que se ríen de lo más sagrado, siempre que suene a católico, claro? Todos, jerarquía y fieles, sacerdotes y religiosos, militantes de todos los movimientos y miembros de todas las asociaciones e instituciones de la Iglesia. Absolutamente todos debemos luchar en el combate de la fe, pero sin olvidar que Cristo desterró la espada y dijo: Mi Reino no es de este mundo. Pero estamos en el mundo, y no podemos permitir que a Dios lo quieran echar fuera, mientras nosotros nos entretenemos con nuestras cosillas, nos refugiamos en calor cómodo de nuestras comunidades, nos agotamos en la tibieza, y nos dedicamos al lamentarnos de lo mal que van las cosas. |