Copio un mail que ha enviado un peregrino a sus amigos, que bien nos puede servir como crónica.

"Esta mañana hemos empezado en el barco navegando por el mar de Galilea: el mismo mar, el mismo Jesús. Sabéis que escuchar el Evangelio allí ayuda tanto a ensimismarte con su Presencia que ha prometido estar con nosotros todos los dias donde nos encontremos. Es una gran ayuda para vivir de la memoria. Hemos celebrado misa en el monte de las Bienaventuranzas, camino desafiante hacia la verdadera felicidad. En la orilla del lago hemos escuchado la pregunta: "¿Me amas?" y, después, en Cafarnaún: "¿También vosotros queréis marcharos?". La respuesta la hemos dado en la orilla del río Jordán renovando nuestro bautismo: "Señor, somos tuyos".
Esta noche, al ser sábado, hemos rezado el rosario internacional en torno a la Basílica de la Anunciación: los nuestros han llevado a la Virgen y rezado un misterio, sencillo gesto que nos hace sentirnos más afortunados y preferidos. Siguen los milagros entre los peregrinos. El principal es el milagro de la fe."

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