Como lo oyen. Ya no son los que quieren rendir homenaje a Francisco Franco los que aprovechan el aniversario de su muerte para reunirse, no. Ahora, como si no hubiera otras fechas en el calendario, son otros los que, enamorados del maravilloso espectáculo que a sus ojos representó la voladura de los budas de otro valle, el de Bamiyán, y otras iconoclastias modernas, buscan el calor de la fecha para exigir lo que han leído Vds.: la voladura de la fastuosa cruz de ciento cincuenta metros que acoge bajo su sombra reconfortante los restos de tantos españoles -de ambos bandos, pese a quien pese-, muertos en una guerra fratricida que nunca debió ocurrir, y en la que hubo gente buena en ambos bandos, y gente mala en los dos. Algo que, por cierto, y paradójicamente, tenían más claro los sufridos españoles de los años sesenta que habían hecho la guerra, que muchos de sus insolentes hijos pijos, para los que la Guerra Civil sólo es una buena excusa para medrar y hacerse "los que leen".

 

            Efectivamente, una desconocida Federación estatal de foros por la memoria de la que sólo sabemos que trabaja denodadamente para retornar a los peores tiempos de nuestra desdichada convivencia, y que son “estatales” -¿acaso viven de algún tipo de subvención del Estado, y de ahí la pública profesión de agradecimiento?- y ni siquiera si son españoles o checoslovacos, ha convocado para este 20 de noviembre una manifestación en la que exige la demolición de la Cruz que corona el que, por sus dimensiones, por su belleza y por su intención, es uno grandes monumentos mundiales del s. XX: la Basílica del Valle de los Caídos. Todo ello, en un nuevo acto de barbarie que, por un lado, ignora lo que significa una cruz; por otro, desprecia la memoria, por la que dice trabajar, de los miles de personas de ambos bandos cuyos restos descansan bajo ella; y por último, revela un revanchismo inagotable que versa sobre unos hechos que, asómbrense, van camino de cumplir un siglo de antigüedad.

            ¡Ni imaginar quiero, el orgullo y la alegría del Sr. Anasagasti al comprobar que sus “cómicas” palabras del 22 de septiembre que tanto hicieron reír a un jocoso Congreso que se dedica al vodevil mientras cinco millones de españoles no pueden trabajar y la situación financiera de España hace peligrar su presencia en el euro, no caían en terreno yermo, sino que producían los hermosos frutos del odio y la venganza que la iniciativa representa!

 
     Imposible comentar esta noticia sin que a uno le venga a la retina la fotografía con la que ilustro este artículo, en el que ocho pobres desgraciados que, para su fortuna, aparecen de espaldas y ni la cara enseñan, no hallaron más lenitivo a sus odios y a su fracaso que, tal como hicieron un buen día 28 de julio de 1936, tirar balas contra un desvalido témpano de granito de la sierra de Guadarrama, por el solo parecido que guardaba con un Sagrado Corazón de JesúsPodría decir que Dios les perdone. Les desearé simplemente, que hayan podido morir perdonándose a sí mismos.
 
 
 
 
 
De la eliminación de Franco en la web de Moncloa
De la gravísima responsabilidad del PSOE en la Guerra Civil
De la Ley de Memoria Histórica