Hace ya 1 año que tenemos el dichoso coronavirus en la boca y en la cabeza y en este tiempo he compartido conversaciones, experiencias y reflexiones con muchas personas. He amasado todo eso, lo he dejado reposar y he horneado unas galletas con forma de diálogo con Jesús:
Persona- Señor, ¡hay que ver cómo está todo! No levantamos cabeza. Llevamos ya 1 año con el coronavirus a cuestas, hemos pasado la Navidad más rara de la Historia, luego la nevada del siglo, hace nada la explosión de la calle Toledo… ¡esto parece el fin del mundo!
Jesús- …
Persona- ¿Hola? ¿Estás ahí? Señor, que te estoy hablando… Bueno, como te decía: da igual a dónde mires: a nivel doméstico, municipal, autonómico, nacional o mundial. Todo está sumido en el caos y no parece que se vaya a solucionar pronto porque las autoridades no se ponen de acuerdo en nada.
Jesús- …
Persona- El mundo está flagelado por un virus diminuto que se ha extendido por todo el planeta y nadie sabe cómo vencerlo, los que saben no se ponen de acuerdo, unos han hecho ya vacunas, otros siguen investigando…
Jesús- …
Persona- Mi país está desgobernado por una banda de chacales que se disputan a bocados la carroña en lugar de procurar la estabilidad y la supervivencia de los ciudadanos. Han muerto miles de personas, otras tantas se han contagiado y el número no para de subir; el mundo laboral y económico está fibrilando, me atrevería a decir que es una FV -fibrilación ventricular, la sangre no se bombea desde el corazón y puede causar la muerte-, hay muchísimo paro, familias sin ingresos, montones de gente de baja por ansiedad o depresión con gastos médicos no previstos, ancianos en residencias con pocas o ninguna visita en toda la semana y… mejor no sigo porque es deprimente.
Jesús- …
Persona- Jolín, ¿no dices nada? Vale, pues sigo: encontrar trabajo es Misión Imposible 9, hay muchas familias que viven en una tensión psicológica que es una bomba de relojería, tratar de mantener la armonía familiar es una tarea titánica porque la situación general es un tsunami que los ha arrollado y todo se les ha ido de las manos, mucha gente siente una impotencia y frustración tan grandes que se ven al límite de sus fuerzas y de su cordura. ¿Y tú sigues callado? ¿Esa es tu forma de ayudarnos?
Jesús- “Cuando callo lo que digo es “que te quiero”, que mi amor te ama en silencio, como en silencio muere el grano para darse por entero.
Cuando callo lo que digo es “dame tiempo”, el tiempo necesario para poner sobre tu rostro un beso nuevo.
Cuando callo lo que digo es que te espero, que siempre te he esperado, aunque tú no siempre aquí hayas vuelto.
Cuando callo lo que digo es “te respeto”, pues siendo el que todo lo hizo, para hacerlo ahora en ti necesito tu “sí quiero”.
Cuando callo lo que digo es “de ti estoy sediento”, de regalarte esa verdad que te ilumine tu camino.
Cuando callo lo que digo es “¡escuchemos!”, el soplo del Espíritu ya va a levantar el vuelo…
¡Quiero llenarte de vida! “
Persona- Jesús, afíname el oído para escuchar lo que tu Amor por mí está haciendo; de modo que no tenga que pedirte que me hables cuando tanto me dice tu silencio.” Javier Albisu, SJ
Jesús- Estás tan cerca del árbol
que no puedes ver el bosque, ¡con lo hermoso que es!
Persona- Vaya, a veces hablas poco pero me callas la boca… Es verdad, no es que esté muy cerca del árbol, ¡es que me he estampao contra él! Mi fe y mi esperanza son sólo rescoldos, necesito que el Espíritu Santo sople sobre ellos para reavivarlos y que vuelvan a encenderse y arder.
A menudo me siento como Abraham, que “contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, (…). Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto (…). Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios (…)” Romanos 4, 18-21
Y también recuerdo esto: “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con sus propósitos.” Romanos 8, 28
Jesús- Vas entendiendo, ¡bien!
Persona- Pero Señor, estoy derrengada, exhausta; esperar contra toda esperanza es un camino de soledad e incomprensión, de sufrimiento y lágrimas, ¡muchas lágrimas!, de ataques de ansiedad y momentos de depresión. Y si encima tú guardas silencio es muy amargo. Necesito sentirte, verte, oírte.
Jesús- Bueno, cuando pases por una dura prueba y te preguntes dónde estoy, recuerda que el maestro siempre está en silencio durante el examen. Nunca dejes de tener esperanza. Si te hago esperar prepárate, porque lo que tengo para ti es grande. No te pregunto “¿eres capaz de soportarlo?”, sino “¿estás dispuesto?”. Hasta eso que te parece del todo inalcanzable es posible si lo pones en mis manos. Solo confía en mí.
Persona- Vale Señor, aun a riesgo de volver a parecer una loca de la colina y de que me llamen inconsciente y me digan que vivo fuera de la realidad, te digo lo mismo que te dijo Simón, un pescador de toda la vida, a ti que no tenías ni idea de pesca: “Maestro, hemos estado bregando durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero sobre tu palabra echaré las redes.”
Jesús- Y yo te digo: ¿te acuerdas de cómo sigue la historia?: “Lo hicieron y recogieron gran cantidad de peces. Tantos, que las redes se rompían.” Lucas 5, 1-5