Ha pronunciado el Presidente Obama en Yakarta, ciudad en la que pasó cuatro años de su vida, un importante discurso(1), buena parte del cual ha dedicado a la convivencia entre religiones, un fenómeno del que puso como ejemplo a los Estados Unidos y a la propia Indonesia.
He tenido ocasión de escribir sobre la solemne majadería que pronunció Obama en el discurso de la Universidad de El Cairo en junio del pasado año. En aquel discurso, presentaba el Presidente norteamericano el Califato de Córdoba como modelo de convivencia entre islam y cristianismo, siendo así que el Califato no fue otra cosa que un modelo de sometimiento de una religión, en este caso, el cristianismo, a otra, en este caso, el islam, y nunca uno de convivencia. Modelo que, como tal modelo de sometimiento y no de convivencia, tal vez no haya sido el peor de la historia -la supervivencia para los cristianos fue seguramente más incierta en la Roma de Nerón, en la de Domiciano, o en la de Diocleciano- pero que, en modo alguno, se puede presentar como precedente y ejemplo de la deseable convivencia igualitaria entre religiones.
Pues bien, a pesar de todo ello, se han de reconocer aportaciones valiosas en el discurso de Obama en Yakarta, aportaciones sobre las que vale la pena detenerse y reflexionar.
Se refiere Obama al espíritu de tolerancia existente en Indonesia, del que dice lo siguiente:
“Espíritu de tolerancia que está escrito en vuestra constitución. Simbolizado en mezquitas, iglesias y templos levantados los unos junto a los otros. Ese espíritu encarnado en vuestra gente que aún permanece: bhinneka tunggal ika, unidad en la diversidad. Estos son los fundamentos del ejemplo de Indonesia al mundo, y esto es por lo que Indonesia jugará tan importante papel en el s. XXI”
Y para ejemplificar dicho espíritu, cita el caso de la gran mezquita del istiqlal (independencia) de Yakarta, que él mismo visitó y que, según dice y será verdad, es obra de un arquitecto cristiano. O el caso del líder musulmán que, preguntado por la visita del propio Obama a la mezquita, respondió:
“Los musulmanes también somos admitidos en las iglesias. Somos todos seguidores de Dios”.
Bien, otros no son tan optimistas. Y ahí está para demostrarlo, el Informe sobre libertad religiosa en el mundo emitido en 2008 por Ayuda a la Iglesia necesitada(2), si bien el propio informe recoge, en sus párrafos finales, las razones que deben mover a la esperanza en Indonesia por lo que a convivencia entre religiones se refiere. Una Indonesia donde, por cierto, por cada cristiano, un 13% de la población, hay cuatro musulmanes, 54% de la población.
Recoge a continuación el discurso de Obama, lo que constituye, probablemente, la parte central del mismo y su verdadero meollo. Se lo transcribo en su totalidad:
“Civiles inocentes en América, en Indonesia y por todo el mundo, son todavía objetivo del extremismo violento. He dejado claro que Estados Unidos no está, y nunca estará, en guerra con el islam. En cambio, todos nosotros debemos trabajar para derrotar a Al Qaeda y sus franquicias, que no tiene derecho a reclamar el liderato de religión alguna, y ciertamente, no el de una gran religión mundial como el islam”.
Donde realiza una diferenciación clara entre islam e islamismo, entre religión y terrorismo, entre práctica religiosa y utilización política de una religión. Una idea que no debe faltar en ningún análisis que se haga sobre la convivencia entre religiones. Y tanto como, desde el campo islámico, los musulmanes deben luchar contra la tendencia a celebrar como si fuera propio cualquier éxito del terrorismo realizado por quienes usurpan el islam, desde el campo cristiano hemos de luchar contra la tendencia a creer que todo atentado cuyos autores invocan el islam, es un atentado hecho, efectivamente, por el islam, diferenciando claramente entre quienes usan de una manera perversa y bastarda una religión, de los que sin culpa ni responsabilidad sobre lo que hacen ésos, profesan dicha religión.
Un caso práctico puede ayudarnos a entenderlo. A ningún católico del mundo en su sano juicio se le ocurrió celebrar como éxito los atentados del IRA norirlandés por muy católico que se declarara el grupo terrorista. Y a nadie entre las muchas personas que sufrieron o combatieron el IRA, se le ocurrió pensar que el Papa de Roma o los católicos del mundo, fueran culpables o responsables de los execrables atentados cometidos por el grupo terrorista autodefinidamente católico.
Por cierto que, en otro orden de cosas y para terminar, realiza Obama en su discurso de Yakarta, una alusión que mas bien parece dirigida a su gran admirador Zapatero que a sus propios oyentes indonesios, cuando dice:
“Pero los que queremos construir, no debemos ceder terreno ante los terroristas que quieren destruir”.
(1) Si desea conocer el contenido íntegro del Discurso de Obama en Yakarta, puede hacerlo en inglés en:
(2) Puede leer el Informe sobre libertad religiosa en el mundo de 2008 editado por Ayuda a la Iglesia necesitada, (Informe sobre Indonesia en páginas 218 a 230), en: