Lo que van buscando “los mercachifles de la belleza” es recrear, por todos los medios, bellas muñecas sin alma.
Al paso que vamos en esta sociedad consumista, en que se valora, prioritariamente, la cultura de la imagen, frente a otros valores espirituales (inteligencia, bondad, honradez, solidaridad etc) las que van a llevar la peor parte, van a ser las auténticas mujeres.
Entre los concursos de belleza, las revistas de corazón, la difusión y cotización de las “modelos”, las operaciones estéticas, los espacios televisivos, y la propaganda al uso, lo que van buscando “los mercachifles de la belleza” –en frase certera de la periodista Paloma Pedrero- es recrear, por todos los medios, bellas muñecas sin alma. Esto es lo que se cotiza. Esto es lo que se vende y esto es lo que al parecer demanda la audiencia: La estética sin ética.
Muy duro lo van a tener aquellas féminas que no se resignen a ser mujeres “floreros” y quieran rebelarse frente a esta discriminación injusta. Habrán de luchar con todas sus energías por demostrar que aparte el tipo, la belleza, la fachada, la guapura, existen otros baremos para la apreciación social de sus personas.
Preveo que, si no cobran conciencia colectiva, cuanto antes, las mismas mujeres, y ponen en marcha su revolución sólo incoada, serán las víctimas propiciatorias del egoísmo varonil y de la sociedad consumista que les ha tocado vivir. La liberación femenina está por estrenar.