De nuevo, este sábado, una beatificación de mártires en la Sagrada Familia de Barcelona. La primera fue el 21 de octubre de 2017, de 109 claretianos mártires de la persecución religiosa:
La siguiente fue el 10 de noviembre de 2018: se trataba de 9 religiosos de la Congregación de San Pedro ad Víncula, 3 laicos protectores de dichos religiosos. 3 religiosas de la Congregación de Hnas. Capuchinas de la Madre del Divino Pastor, 1 religiosa de la Congregación de Hnas. Franciscanas de los Sagrados Corazones.
La tercera fue el 7 de noviembre de 2020 y subió a los altares el joven de 19 años, de la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña, Joan Roig Diggle.
Este sábado, 23 de noviembre, como decíamos será la cuarta:
GAUDI, ¿MÁRTIR?
Esta fue una de las primeras entradas del blog. La colgué el 6 de noviembre de 2010, no hacía ni un mes que acaba de abrir esta ventana "martirial" en Religion en Libertad. El papa Benedicto XVI se encontraba en España de visita apostólica y escribía:
«Cuando mañana el Santo Padre consagre el Templo Expiatorio (declarado tras la celebración, Basílica) de la Sagrada Familia unirá su propio nombre al de tantos que forjaron la historia maravillosa de este templo excepcional: san José Manyanet y Vives, inspirador de la idea de levantar un templo a la Sagrada Familia; Josep Maria Bocabella, librero, mecenas del proyecto y fundador de la Asociación de Devotos de San José (que llegó a contar con 600.000 asociados); el papa León XIII que, en 1893, instituye la conmemoración litúrgica de la Sagrada Familia; y, por supuesto, al del siervo de Dios Antonio Gaudí».
Pero hoy quiero recordar a los llamados “doce mártires de la Sagrada Familia”, cuyo proceso corre parejo a la causa de canonización de Gaudí. Todo ello, gracias a la iniciativa que surgió desde la asociación Veritat i Justícia, presidida por Antoni Oliva Sala, que en el año 2002 comenzó a investigar la vida y muerte de estos doce mártires.
LA MAÑANA DEL 7 DE JUNIO DE 1926
Si aquella mañana cuando Gaudí se dirigía a la iglesia de San Felipe Neri, que visitaba a diario para rezar y entrevistarse con su confesor, Mosén Agustí Mas i Folch; no hubiese sido atropellado por un tranvía, con la consiguiente fatalidad de su muerte tres días después [así lo publicó Mundo Gráfico el día 16 de ese mes]… y, si por el contrario, hubiese vivido diez años más, hasta los 84 (cosa hoy frecuente, pero entonces no tanto, dicho sea de paso) ¿estaríamos hablando de un mártir más de la persecución religiosa que asoló nuestra amada Cataluña como asoló el resto de España? Mi respuesta es sí.
20 DE JULIO DE 1936
La afirmación inaudita de Gaudí mártir estriba en los siguientes hechos que forman parte de la increíble aventura arquitectónica de la iglesia católica más singular del mundo entero.
- El 20 de julio de 1936 en un incendio provocado por los anarquistas durante la quema de iglesias en Barcelona, nada más estallar la Guerra Civil, provocó los destrozos en las escuelas de la Sagrada Familia, en la cripta y en el estudio del arquitecto, destruyendo y desapareciendo para siempre algunas de las maquetas, planos y documentos originales del Siervo de Dios Antonio Gaudí.
- Fue profanada la tumba del fundador del templo, el librero Josep Maria Bocabella. Si bien es verdad que providencialmente la de Gaudí quedó intacta.
- Pero lo definitivo para esta afirmación histórica es el dato del proceso de canonización de los Doce mártires de la Sagrada Familia: se trata de un grupo formado por seis sacerdotes y seis seglares, estrechamente vinculados a Gaudí, que le conocieron y trataron personalmente y, por lo tanto, que estuvieron vinculados al proyecto del Templo Expiatorio. Todos ellos murieron asesinados en el verano de 1936.
Estos son sus nombres:
Mossèn Gil Parés i Vilasau (Barcelona, 1880-1936), primer sacerdote de la cripta de la Sagrada Familia (a la izquierda)
Ramon Balcells i Masó, primer catequista de las niñas de los trabajadores del templo (a la derecha, bajo estas líneas).
Antoni Forns i Carulla, que durante nueve años administró diariamente la comunión a Gaudí.
Jaume Llonch i Solà, primer vicario de la Sagrada Familia.
Agustí Mas i Folch, confesor de Gaudí.
Francesc de Paula Parés i Iglesias, presidente de la Junta de Obras de la Sagrada Familia.
Junto a los seglares Consol Puig i Querol, profesora de las escuelas del templo, Clodomir Coll i Ibáñez, Francesc Xavier Cunill i Bastús, Ramon Parés i Vilasau y los hermanos Francesc Diéguez i Foguet y Mercè Diéguez i Foguet.
Ellos también forman parte de la historia viva de este magnífico templo. Fue -como informa el Semanario Catalunya Cristiana – durante la rueda de prensa que, el pasado 26 de octubre, ofreció la Asociación pro beatificación de Antonio Gaudí en la cripta de la Sagrada Familia, al lado mismo de la tumba del “arquitecto de Dios”, como popularmente se le conoce, cuando se habló del proceso de beatificación de estos doce “mártires” que al no necesitar un milagro, si se demuestra fehacientemente que murieron “in odium fidei” podrán ser declarados beatos incluso antes que el propio Gaudí.
Antonio Gaudí no quería que la gente se fijase en su persona sino en el templo en el que comenzó a trabajar a los 31 años y al que se dedicó exclusivamente a lo largo de los 10 últimos años de su vida. El papa Benedicto XVI solo quiere que escuchemos su mensaje. La Sagrada Familia fue para Gaudí la expresión en piedra de su fe, una catequesis arquitectónica construida en piedra que quiere elevar toda la fuerza del creyente hacia la mayor honra de Dios. El Papa decía este miércoles. “Iré también a Barcelona, donde tendré la alegría de dedicar el maravilloso templo de la Sagrada Familia. Voy como testigo de Cristo Resucitado, con el deseo de llevar a todos su Palabra, en la que pueden encontrar luz para vivir con dignidad y esperanza para construir un mundo mejor”. ¡Santo Padre le esperamos! ¡Viva el Papa!».