De pronto un alma cualquiera cambia de canal en su televisor o en Internet se encuentra un enlace que le lleva a http://www.mariavision.com/. Y se topa con el Santísimo expuesto ahí, en el mismo centro de la pantalla, o ve a una persona que sin reparo alguno está hablando de Dios. Choca, llama la atención. Algunas de esas almas se quedan con la copla o con esa imagen-Hostia prendida de su retina (ese resplandor blanco del Cuerpo blanco del mismo Cristo, “el infinito centro de lo blanco”, que cantaba el poeta). De pronto, en medio de todos los millares de canales de televisión, un alma se encuentra con Dios. Cara a cara. O se deja llevar por una entrevista con alguien que habla sobre la santidad del matrimonio, o se abisma en un reportaje sobre María, que le consuela y anima. Son muchas las almas que se han vuelto a encontrar con Jesús gracias a María+Visión. Muchas las que caen en la cuenta de que no pueden seguir con una vida cristiana de medio pelo, superficial, acomodada, sin oración. Gracias al testimonio de otra alma quizá, o a la sonrisa de otra. Nunca se sabe dónde y cuándo, pero el Espíritu Santo actúa. Esa alma que parece que apenas muestra atención a ese canal que tanto insiste en ver su marido o su mujer o una abuela, y refunfuña y protesta, y que sin embargo se va haciendo preguntas, y en su intimidad sabe que necesita de Dios.
¡Son tantas las almas que precisan de ayuda, de un empujón! La primera la mía. Tantas las almas que desean proclamar su fe y no saben cómo. Tantas que son ignorantes de la misericordia de Dios. Tantas que están esperando unas pocas palabras que desbaraten su tibieza, o sencillamente que les hablen claro sobre la necesidad de la confesión y de la gracia. Y tantas almas que ansían la perspectiva cristiana de la actualidad, de las noticias. Sin mojigaterías, pero con la certeza de la Providencia divina. Las almas están esperando. Porque nadie puede ser feliz sin Dios. ¿O acaso no lo experimentamos cada uno de nosotros? Hora es de ser más consecuente con nuestra creencia. Hora es de salir al foro, a la calle, a la televisión, a Internet, al mercado. Alma a alma. Sin melindres ni vergüenzas. Las almas esperan. Nos esperan. De ahí la maravillosa realidad de María+Visión, la entrega y la fe de toda esa gente que trabaja en ella. Yo los conozco. Los he visto trabajar. Con profesionalidad y aplomo, sin cosas raras. Los he visto enfocar la cámara con el corazón. Los he visto entre cables y ordenadores, entre todo ese barullo de tecnología, y con un rosario en la mano. Con sencillez. Saben que María es la que está al mando de todo aquello, la que quiso y quiere que María+Visión salga adelante cada día. Para servir a la Iglesia, para incentivar la piedad cristiana (sin piedad no hay vida cristiana que valga), para sobrenaturalizar nuestras vidas, para formar las conciencias y las inteligencias con sana doctrina.
Hoy es un día de felicidad y de agradecimiento. Bendito sea Dios. Bendito sea Su Santo Nombre. Y hoy es un día para pedirle a María renovados bríos, sin desfallecer en ningún instante. El Papa Benedicto XVI nos está diciendo que luchemos contra la indiferencia, sin abandonar jamás la lucha por la santidad. Y así renovar el mundo. Recristianizar el mundo. María+Visión está en esa lucha. Sin componendas ni vaguedades. Con optimismo, con soltura, “llenos de alegría por ser hijos de Dios”. Todavía se escucha la pregunta de Cristo, a cada uno: “¿Me amas?”. Y, para celebrar este aniversario, regalemos a María una flor, aunque sea silvestre y sencilla y de escaso perfume. Estoy seguro que le agradará.