Las religiones autóctonas están de moda y así como en los países latinoamericanos se observan movimientos que pugnan por rescatar los ritos y costumbres ancestrales indígenas, una influencia neodruida ha contaminado a la cultura europea y norteamericana. Todo ello forma parte de este neopaganismo y del cual el New Age o Era de Acuario es un destacado protagonista.
Los neodruidas afirman que su sólo propósito es el de unificarse con la naturaleza externamente e internamente, con la antigua corriente druida de sabiduría y conocimiento. Así pues, son adoradores de la naturaleza y los espíritus y entre sus costumbres se cuentan la práctica habitual de la brujería, la hechicería, el espiritismo y demás ritos ocultistas los cuales realizan en bosques. Según ellos, su intención es volver a la naturaleza, realizar encantamientos y prácticas espiritistas para saber qué hay que hacer para sanar el planeta o la Madre Tierra.
o WICCA, que significa “el que practica el encantamiento”. El Diccionario Oxford define además a WICCAN como alguien torcido y deformado.
Curiosamente, la mayoría de los ritos y hechizos de brujos practicantes de Estados Unidos y Europa tienen su origen en las ceremonias druidas de la fiesta de Samain. Así pues, emulando a los antiguos celtas, llevan a cabo prácticas de brujería y hechicería que –aunque ellos insistan en lo contrario– no pueden ser consideradas otra cosa sino demoniacas.
Los druidas adoraban, entre otros, a Baal, uno de los demonios más poderosos. Según la clasificación de Santo Tomás de Aquino, Baal es el gran rey de Oriente. Las religiones orientales enseñan que el poder espiritual se alcanza a través de la meditación. El común denominador de todos los grupos ocultistas y neodruidas es la práctica de la meditación y el poder mental con el propósito de comunicarse con los espíritus de personas muertas y sus almas.
Según afirmaciones de brujos calificados, esta práctica tiene por objeto alcanzar un plano superior y llegar a ser “menos físicos y más mentales” hasta lograr penetrar las fuerzas de la naturaleza y usarlas en su favor. A dichas prácticas les llaman “contactos” y consisten en establecer comunicación con personas ya fallecidas o con “dioses de otros mundos” que para ellos llegan a ser tan reales como cualquier persona. Los pueden “ver” con su ojo mental y representan fuerzas del universo tales como el viento y la gravedad, pero para ellos tienen que ver en realidad con la estructura interior de la mente y la hacen funcionar como funciona.