Hoy en día tenemos la idea de que ser cristiano conlleva tener una sonrisa de anuncio de dentífrico a todas horas. Ser cristiano conlleva aceptar el llamado de evangelizar a tiempo y destiempo, como indica San Pablo (2 Timoteo 4,2). Evangelizar a destiempo es duro porque seremos mal recibidos. Evangelizar a tiempo, tampoco conlleva ser agasajados y escuchados atentamente.
En el Evangelio de hoy domingo, Cristo envía a sus apóstoles a encontrarse con la realidad. El Reino de Dios no es aceptado por este mundo y por eso, proclamarlo nos costará mucho trabajo. San Cirilo de Jerusalén nos habla de ello:
Pero el Señor que sabe todas las cosas antes de que sucedan, sabía que sus emisarios no habían de ser recibidos por los samaritanos. Sin embargo les mandó que fuesen, porque acostumbraba hacer todas las cosas para instrucción de sus discípulos. Subía a Jerusalén cuando se aproximaba el tiempo de su pasión; y para que no se escandalizasen cuando le vieran padecer, considerando que también ellos debían ser pacientes cuando los ultrajasen, hizo preceder, como cierto preludio, la repulsa de los samaritanos. Y los instruyó de otro modo; habían de ser los doctores del mundo y habían de recorrer las ciudades y aldeas predicando la doctrina evangélica; y les habría de ocurrir que algunos no recibiesen la sagrada predicación, como no permitiendo que Jesús permaneciese con ellos. Les enseñó, pues, que cuando anunciasen la celestial doctrina, debían estar llenos de paciencia y mansedumbre, no demostrarse hostiles, ni iracundos, ni vengativos contra sus perseguidores. Pero aún no estaban dispuestos para ello, e incitados por un celo indiscreto, querían que bajase fuego del cielo sobre ellos. Prosigue: "Y cuando lo vieron sus discípulos, dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que descienda fuego del cielo", etc. (San Cirilo de Jerusalén. Tomado de la Catena Aurea, Lc 9:51-56 )
Paciencia, docilidad y humildad. ¿No nos escuchan? ¿Nos rechazan? No conseguiremos nada solicitando que baje fuego del cielo, porque Dios no desea generar daño en quienes pueden convertirse en el futuro. ¿Entonces por qué muchos católicos piensan en que hay que actuar con violencia contra la sociedad? Les pasa lo mismo que a los Apóstoles. quieren que el Reino sea aceptado por la buenas o por las malas. No se dan cuenta de que la Voluntad de Dios es muy diferente y que de nada serviría imponer algo que no nace del corazón.
¿Nos rechazan? ¿nos olvidan? Demos gracias a Dios por ello. Dios nos enseña humildad y docilidad. Dios nos quiere a su lado, no en contra de los demás. Esa es la clave, estar al lado de Cristo incluso en los momentos más complicados. Cuando Cristo llega a nuestra puerta nos saluda diciendo "la paz sea con vosotros". Esta paz es la que surge de la fuente de la esperanza y la docilidad a la Voluntad de Dios.