Imaginen por un momento a un guardia civil con un turbante a lo bengalí, repujado de pedrería, montando guardia a la entrada de la Casa Cuartel, como si hubiera salido de una película de ambiente colonial de los años 50. ¿Que qué juego es este?... Ninguno, créanme, porque algo así existe en Canadá: desde hace años hay miembros de la Policía Montada a los que el Tribunal Supremo de ese país les concedió que, por motivos religiosos, pudieran llevar turbante. Me he resistido a buscar una fotografía de estos multiculturales policías porque mantengo el recuerdo de niño del bizarro policía montado a caballo con su sombrero reglamentario. Pero aquí la tienen:
En Canadá también puedes encontrar por las carreteras a motoristas a los que no se multa si llevan turbante en vez de casco. Y menciono los casos de Canadá porque, la verdad, es que no me imagino que en España un motorista no pueda ser multado porque conduzca su moto llevando turbante. Pero puede que todo se ande, porque tal y como están las cosas con lo de la mal entendida multiculturalidad…
Con todo este asunto se es muy progre, porque se piensa que cualquier religión o creencia oriental es paz y demás zarandajas, y que conceder todo lo que los orientales pidan aquí (y que ellos, en correspondencia, no nos dejarían en sus tierras), sea lo que sea, es ser demócrata. Pero quien dice esto suele, normalmente, denostar el Cristianismo que para ellos no es una religión de paz sino de intolerancia.
Me viene a la cabeza a propósito de todo esto una pregunta que un amigo me hizo:
¿Quién es tonto?.
Trasládese la comparación a los del turbante y a los que les dejan.
Athos