Uno de los aspectos en los que es más fácil incidir cuando de la crítica de una ley de aborto se trata, es aquél que repara en las contradicciones e incoherencias con las que dicha ley se topa en una sociedad moderna y respetuosa con el ser humano como la que aspiramos a construir y que, de hecho, bien que paso a paso y con no pocas dificultades, vamos construyendo. Me propongo en las siguientes líneas hacer un decálogo de las mismas:
1º.- Una sociedad que camina hacia la más amplia interpretación de los derechos, cuando se trata del derecho a la vida, sin embargo, se pronuncia por la más restrictiva de sus interpretaciones.
2º.- Mientras hoy día la ciencia en un esfuerzo que honra al ser humano ha hecho viables fetos de veintitrés semanas y aún de menos –con veintitrés semanas el 40% de los fetos estamos en condiciones de hacerles sobrevivir-, algunas legislaciones abortistas como la británica y otras, permiten abortarles sin más requisito que la voluntad de la madre hasta con veinticuatro semanas de gestación, un plazo que en España asciende a veintidós semanas si el niño porta alguna tara.
3º.- Una sociedad que como la española crece a un ritmo del 1%, produce sin embargo cada año, una cifra de abortos superior a los cien mil, siendo así que según una encuesta reciente del Instituto Nacional de Estadística, en veinte años dejaremos de crecer demográficamente y en cuarenta, donde hoy un ser activo sostiene 0,4 seres inactivos (niños, ancianos, discapacitados), por culpa de la falta de renovación poblacional estará sosteniendo 0,9 seres inactivos, con el consiguiente impacto sobre los patrones sociales y sobre todo, sobre el estado del bienestar.
4º.- En una sociedad como la española en la que 10.000 personas al año están dispuestas a incorporarse a los costosísimos (más de 20.000 Euros), penosísimos, larguísimos procesos de adopción internacional, carentes de toda garantía entre las cuales la de que efectivamente culminen positivamente, la adopción de niños nacionales es equiparable cero por falta de niños, mientras en los abortorios se produce el exterminio de más de cien mil al año.
5º.- Un gran porcentaje de los que se muestran contrarios a aplicar la pena de muerte a los seres humanos más culpables, se muestran sin embargo favorables a aplicársela a los seres humanos más inocentes. El caso es particularmente notorio en un aborto por violación, donde los mismos que preconizan –con razón- la no aplicación de la misma al violador, se muestran favorables a aplicársela a la parte más inocente e indefensa, el feto.
6º.- La mayoría de los que propugnan la mejora de las condiciones de vida de los animales de los que se sirve el ser humano, y muy notablemente los que en España se muestran en contra de las corridas de toros, están a favor en cambio de las leyes de aborto. Lo cual es aún más notable en el caso de los que propugnan leyes de protección animal que alcanzan a ese mismo animal en la fase de huevo, como es el caso de la que se brinda a animales en peligro de extinción (caso del águila), y sin embargo no aceptan dispensársela cuando el animal en cuestión es el ser humano.
7º.- Una sociedad que reclama al varón una implicación mayor en la vida familiar y en el hogar, le niega en cambio el derecho a decidir sobre la vida de su hijo, y fomenta que la penosa responsabilidad de decidir sobre la misma, recaiga en una mujer a la que se dice proteger.
8º.- Una niña de catorce años no puede comprar tabaco, pero sí puede en cambio, abortar. Una niña de dieciséis años sigue sin poder comprar tabaco, pero no sólo puede abortar, sino que puede hacerlo sin que sus padres sean ni siquiera informados.
9º.- Una gran mayoría de los que se muestran más ofuscados ante cualquier acto de reprensión del niño y serían partidarios de meter a los padres en la cárcel por una simple bofetada o de privarle de la patria potestad, se muestran sin embargo partidarios de la ley de aborto por la que ese mismo niño es literalmente destrozado en el vientre de su madre, convirtiendo el de nacer en el momento en el que el niño se la juega a todo (es intocable) o nada (ni vivir).
10º.- Mientras la sociedad está dispuesta a dispensar a minusválidos y discapacitados la mejor de las atenciones y un trato privilegiado por su mera condición de tal, esa misma sociedad a través de las leyes de aborto eugenésico les priva del principal de sus derechos, el de vivir, convirtiendo el de nacer en el momento en el que el discapacitado se la juega a todo (atención especializada) o nada (ni vivir).