El medio millón más de contribuyentes que en la declaración de la renta marcaron la casilla de la Iglesia católica, anula los viejos clichés de la demagogia de la izquierda laicista.
La presentaban como parásita del Estado, privilegiada, inútil y desfasada. Muy distinta es la opinión de los españoles que valoran y apoyan con su dinero la inmensa labor social que con los más necesitados viene desarrollando la Iglesia.
Deberían seguir su ejemplo otros colectivos como los sindicatos, partidos políticos y el cine, mantenidos por el Estado.
Los prejuicios ideológicos ocultan la realidad.