¿No les queda a Vds., visto lo visto estos días, el amargo regustillo de que todo lo acontecido hoy, con la extraña huelga general en curso, no deja de ser una pantomima escenificada por los que constituyen sus principales protagonistas, Gobierno y sindicatos? ¿Queda alguien en este país que crea que la huelga va a producir algún efecto o resultado? ¿Queda alguien en este país que se crea que la huelga de los sindicatos pan y agua va contra el Gobierno?
Impactante la actitud adoptada por el Gobierno de la nación, a quien no parece haberle hecho el menor daño y que se muestra, díganme Vds. si no es verdad, bastante menos preocupado por sus resultados y consecuencias que la misma oposición. De lo cual es la perfecta escenificación aquellas declaraciones de un diputado socialista por nombre Madina cuando declaraba –cito de memoria- aquello de que ya se preocuparía él de defender a los sindicatos frente a la Sra. Aguirre [sic, sic y requete sic]. Inaudito.
Lo cierto es que al Sr. Zapatero, la huelga le ha venido que ni pintada para exhibir ante Europa y ante el mundo una resistencia numantina para imponer unas medidas, reforma laboral y un recorte del gasto público, de las que él se presenta como responsable avalista y valedor. Cuando todos sabemos que el pesoísmo zapaterita lo último que quería era imponer medidas tales, las cuales son posibles gracias a que, como ya he tenido ocasión de escribir alguna vez, el ministro de economía español no es otro, en estos momentos, que la Sra. Merkel, la cual, a su vez, no reemplazó en la cartera a la Sra. Salgado, que no ha sido ministra más que en el BOE el día de su nombramiento, sino al Sr. Cándido Méndez. Una reforma laboral –bastante light por cierto- y un recorte del gasto público –insuficiente a todas luces- que, además, y eso lo sabemos todos, no tienen marcha atrás. Y no la tienen no porque la actual ministra española de economía, Angela Merkel, sea más o menos enérgica o más o menos testaruda, sino porque es la condición sine qua non impuesta por ella misma y por las autoridades europeas para la constitución del fondo de rescate de la economía española sin el cual, nuestro sistema financiero, lo diré como es, se va a la mierda y España es expulsada del euro. Eventualidades que ese mago de la contabilidad electoral que es el Sr. Zapatero –y con él los sindicatos que comen en su mano-, ya ha determinado que, en términos partidistas, los únicos que le importan –patética la incapacidad del citado señor de vestirse en la piel del estadista- le supone un coste superior al de aprobar una reforma laboral y recortar el gasto como lo está haciendo
No menos bien le viene la huelga a unos sindicatos absolutamente inanes y desprestigiados, que han presenciado el holocausto del mercado laboral español con absoluta displicencia y total indiferencia, incapaces ni para reunir en sus aquelarres del primero de mayo a sus liberados, -¡que ya es decir!-, que vive descaradamente de las abultadas subvenciones del BOE, con unos índices ridículos de afiliación sindical y de participación electoral, y que han demostrado no representarse más que a sí mismos y a esos liberados que no se lo curran ni para acudir al primero de mayo.añlguno de los cuales se precia de comer en los mejores restaurantes del país. Sindicatos que, por descontado, no tienen la menor intención de hacer pupita alguna a quien les da las habichuelas, ni menos aún, de revertir unas reformas sin las cuales, el sistema financiero español, por la razón explicada más arriba, se va, lo diré otra vez como es, a la mierda, España es expulsada del euro, y el Srto. Zapatero, su amiguete y como digo quien les da la paga, se va a su casita y deja de proporcionarles la manduca.