Peter Schiff es uno de los economistas que mayor controversia genera y ha generado en los últimos años en EEUU. Muchos de sus comentarios se pueden seguir a través de sus artículos, su vídeo-blog y sus intervenciones en los noticieros de información económica que tiene publicados en la página de su empresa Europacific Capital. Sus pronósticos son muy criticados en los medios y muchas de sus opiniones han sido continuo motivo de mofa por parte de otros analistas del mercado. La tensión que genera él y alguno de sus socios, como Michael Pento, se puede apreciar en esta intervención en la CNBC, donde la entrevistadora –Erin Burnett- pierde la compostura y le amenaza directamente con no volverle a invitar al programa. Para aquellos que se manejen con el inglés, el vídeo no tiene desperdicio y es una clara muestra de la cantidad y calidad de debate que existe en EEUU en torno al origen y las soluciones de esta crisis. En esta intervención de Michael Pento, Erin Burnett deja de ser la moderadora del debate y mete los pies en el fango para defender que el dólar es una inversión segura cuando la cruda realidad es que el dólar o cualquier otra divisa, o los bonos de los gobiernos que las emiten, no son más que un suicidio colectivo a medio y largo plazo. Pero cuando Michael Pento la reta para que argumente cuales son las razones fundamentales que convierten al dólar y los bonos de los Estados Unidos en buena inversión, la entrevistadora saca a relucir su otro yo y su argumentación se convierte en una amenaza. Son situaciones esperpénticas que los propios periodistas económicos propician con el claro objetivo de desprestigiar a quienes no están de acuerdo con la medicina del Dr. Obama, al igual que no estaban de acuerdo con las que aplicaba su antecesor. Sin embargo la realidad es tozuda y, al día de hoy, el prestigio de Peter Schiff sigue intacto. La razón es muy simple: ha acertado en sus pronósticos mientras que los que se reían en su cara cuando él decía que íbamos directamente a un crack del sector financiero, nadie se acuerda de ellos.
En Europa, por el contrario, la ausencia de debate es notoria. La prensa se ha convertido, mayoritariamente, en el altavoz de las recetas keynesianas y uno tiene que desayunar casi todos los días con la última ocurrencia de personajes como Paul Krugman, por ejemplo. Lo absurdo es que algunos de los que se dedican a difundir las opiniones de Krugman o cualquier otro keynesiano a mano, lo hacen sin conocer el alcance de las ideas de este personaje. Para aquellos que ingenuamente extienden las opiniones de Paul Krugman, dejo este vídeo de Peter Schiff en el que expone claramente la “receta” favorita de Krugman para acabar con la crisis y con aquellos que tengan la mala suerte de ser los ingredientes. La teoría de Krugman es que la II Guerra Mundial obligó a tal nivel de gasto público, que fue este gasto brutal el que hizo que EEUU saliera definitivamente de la Gran Depresión. Es decir que, según Krugman, desviar la inversión privada para fabricar armamento, no para disuadir de un ataque o una guerra sino para destruir por completo varios países, fue el impulso necesario para posteriormente conseguir los niveles de actividad económica alcanzados después de la contienda. Y dice Peter Schiff, ¿no habría sido la riqueza final mucho mayor si el gasto necesario para combatir en la guerra se hubiese quedado en el mercado generando bienes y servicios? ¿No hubiese sido el mundo mucho más rico si Hitler y otros tantos chalados no hubiesen alcanzado el poder? Que el gasto fuera inevitable para librarnos de semejantes animales con aspecto de seres humanos, no implica que, tal y como afirma Krugman, fuese una panacea. Con ideas estrafalarias como que el gasto público desorbitado, el endeudamiento privado hasta el infinito y el dinero ficticio es lo que hace crecer a una economía, Krugman, recibió el Premio Nobel de Economía. Supongo que ahora y con estas nuevas aportaciones –la guerra como motor económico- le darán el de la Paz.