Sor Emmanuel Maillard era en los sesenta una chica francesa que se graduó en Bellas Artes en la Universidad Sorbona, de París, y a la que, según ella misma cuenta, el mundo no contentaba.
Durante años de juventud se dedicó a buscar la Verdad de su vida y en su vida. Visitó países de Asia, buscó en otras culturas, probó otros tipos de meditación muy alejadas de la cristiana, pero no encontró ni rastro del sentido de la misma de su vida.
No fue hasta 1973 cuando, en una celebración de Pentecostés con miembros de la Renovación Carismática, vivió lo que ella misma ha definido como una “experiencia sobrecogedora del Dios Vivo”, y se decidió a entregar su vida a un Dios con nombre y apellidos en la persona de Cristo.
Tres años más tarde, en 1976, sintió la llamada a formar parte como consagrada en la Comunidad de las Beatitudes, comunidad a la que sigue perteneciendo a día de hoy, y ya han pasado más de treinta años.
Después de vivir siete años en Tierra Santa -Nazaret y Jerusalén-, en 1984 hace un viaje con miembros de su comunidad a Medjugorje. Sor Emmanuel tiene entonces 36 años y su vida da un vuelco brutal, el mismo vuelco que, hoy, 26 años después de aquel primer viaje a Medjugorje, la lleva a dar testimonio por todo el mundo.
En aquella primera visita, un mensaje de la Virgen María caló profundamente en el seno de la Comunidad de las Beatitudes. Decía así: “Yo misma os he invitado a cada uno de vosotros porque necesito que transmitáis mis mensajes a todo el mundo”. Que la Virgen María diera este mensaje precisamente el día que los miembros de la Comunidad de las Beatitudes estaban allí, no fue una casualidad, sino una vocación en toda regla. Es de este mensaje dado por la Virgen María por lo que se deciden a abrir una casa en Medjugorje, de la cual sor Emmanuel es fundadora. Era el año 1989 cuando se abrió la casa, aquello aún era la Yugoslavia comunista y un pequeño grupo de monjas, comandadas por sor Emmanuel, abría su primera fundación en Bosnia y Herzegovina.
En 1991, cuando comenzó la Guerra de Yugoslavia, recomendaron a todos los extranjeros huir del país. Sor Emmanuel y los miembros de su comunidad recibieron de los superiores de su comunidad la recomendación de abandonar Medjugorje, pero Sor Emmanuel decidió quedarse aún pensando que se quedaría sola. Según cuenta en un libro titulado “Medjugorje, la guerra día a día”, cuenta como ella habló con el padre Jozo, y este, con una sonrisa de oreja a oreja, estaba convencido de que la guerra no llegaría nunca a Medjugorje. Y así fue. La guerra no llegó.
Gracias a sor Emmanuel y a los miembros de su comunidad, que se quedaron con ella, y a un fax que funcionaba cuando le apetecía, el mundo entero recibió noticias puntuales, casi diarias, desde Medjugorje, cuando habían desaparecido de allí los peregrinos, los periodistas y se habían quedado solos los lugareños, los videntes, y la Virgen María.
Tantos años después Sor Emanuel escribió varios libros sobre los acontecimientos de Medjugorje y la espiritualidad que de allí se desprende. Uno de ellos es el “Triunfo del Corazón”, un libro que ha dado la vuelta al mundo, y que le ha dado la vuelta a más de un corazón con ese triunfo que no es otro que el del amor de Dios en tu vida. Entre aquellos a los que dio la vuelta este libro, os confieso, estoy yo.
Tanto es el bien espiritual que se desprenden de sus escritos y de sus conferencias, que sus propios superiores de comunidad le pidieron que ejerciera una misión especial: testimoniar por todo el mundo la gracia que supone la presencia de la Virgen María en Medjugorje.
Sus superiores se dieron cuenta de que Sor Emmanuel era un testigo de la gracia, un altavoz con un don para la escritura y la palabra a través del cual la Virgen María daría a conocer su plan, y que por el bien de miles de almas, tanto sus hermanos de comunidad como ella misma, tenían que aceptar un desprendimiento, que es el que conlleva que sor Emmanuel pase muy poco tiempo con su comunidad de Medjugorje, y esté dando la vuelta al mundo.
Allí, en Medjugorje, se abrió una segunda casa de las Bienaventuranzas, en la que sor Emmanuel recibe a miles de peregrinos que llegan hasta Herzegovina preguntando por ella. De este modo no se desvirtúa el día a día de su comunidad, y al mismo tiempo sor Emanuel responde al deseo de sus superiores de atiende a quienes llegan a Medjugorje conmovidos por alguno de sus libros.
Sor Emmanuel nunca ha dejado de pertenecer a la Comunidad de las Beatitudes. Es curioso como siempre en torno a las personas que hacen bien surgen otras personas aficionadas al insano deporte del mal.
Escuchar de viva voz el testimonio de quien ha vivido en Medjugorje los últimos 21 años es un privilegio. Si no conocéis sus libros, por favor, haceros con ellos. Los mejores libros de Medjugorje los ha escrito sor Emmanuele. En mi opinión, ningún otro periodista o profesional de la comunicación hemos superado a esta monja francesa de voz apagada y mirada fulminante.
Si por el contrario, ya conocéis sus libros… haceros con ellos otra vez y regalarlos. Aunque solo sea uno.
Los libros de Sor Emmanuel están llenos de vida, de alegría, de esperanza. Están llenos de Virgen María. Si regalas uno, tan solo uno, estarás llevando una pista de por donde empezar la búsqueda de la alegría, de la paz. De la Virgen María.
No fue hasta 1973 cuando, en una celebración de Pentecostés con miembros de la Renovación Carismática, vivió lo que ella misma ha definido como una “experiencia sobrecogedora del Dios Vivo”, y se decidió a entregar su vida a un Dios con nombre y apellidos en la persona de Cristo.
Tres años más tarde, en 1976, sintió la llamada a formar parte como consagrada en la Comunidad de las Beatitudes, comunidad a la que sigue perteneciendo a día de hoy, y ya han pasado más de treinta años.
Después de vivir siete años en Tierra Santa -Nazaret y Jerusalén-, en 1984 hace un viaje con miembros de su comunidad a Medjugorje. Sor Emmanuel tiene entonces 36 años y su vida da un vuelco brutal, el mismo vuelco que, hoy, 26 años después de aquel primer viaje a Medjugorje, la lleva a dar testimonio por todo el mundo.
En aquella primera visita, un mensaje de la Virgen María caló profundamente en el seno de la Comunidad de las Beatitudes. Decía así: “Yo misma os he invitado a cada uno de vosotros porque necesito que transmitáis mis mensajes a todo el mundo”. Que la Virgen María diera este mensaje precisamente el día que los miembros de la Comunidad de las Beatitudes estaban allí, no fue una casualidad, sino una vocación en toda regla. Es de este mensaje dado por la Virgen María por lo que se deciden a abrir una casa en Medjugorje, de la cual sor Emmanuel es fundadora. Era el año 1989 cuando se abrió la casa, aquello aún era la Yugoslavia comunista y un pequeño grupo de monjas, comandadas por sor Emmanuel, abría su primera fundación en Bosnia y Herzegovina.
En 1991, cuando comenzó la Guerra de Yugoslavia, recomendaron a todos los extranjeros huir del país. Sor Emmanuel y los miembros de su comunidad recibieron de los superiores de su comunidad la recomendación de abandonar Medjugorje, pero Sor Emmanuel decidió quedarse aún pensando que se quedaría sola. Según cuenta en un libro titulado “Medjugorje, la guerra día a día”, cuenta como ella habló con el padre Jozo, y este, con una sonrisa de oreja a oreja, estaba convencido de que la guerra no llegaría nunca a Medjugorje. Y así fue. La guerra no llegó.
Gracias a sor Emmanuel y a los miembros de su comunidad, que se quedaron con ella, y a un fax que funcionaba cuando le apetecía, el mundo entero recibió noticias puntuales, casi diarias, desde Medjugorje, cuando habían desaparecido de allí los peregrinos, los periodistas y se habían quedado solos los lugareños, los videntes, y la Virgen María.
Tantos años después Sor Emanuel escribió varios libros sobre los acontecimientos de Medjugorje y la espiritualidad que de allí se desprende. Uno de ellos es el “Triunfo del Corazón”, un libro que ha dado la vuelta al mundo, y que le ha dado la vuelta a más de un corazón con ese triunfo que no es otro que el del amor de Dios en tu vida. Entre aquellos a los que dio la vuelta este libro, os confieso, estoy yo.
Tanto es el bien espiritual que se desprenden de sus escritos y de sus conferencias, que sus propios superiores de comunidad le pidieron que ejerciera una misión especial: testimoniar por todo el mundo la gracia que supone la presencia de la Virgen María en Medjugorje.
Sus superiores se dieron cuenta de que Sor Emmanuel era un testigo de la gracia, un altavoz con un don para la escritura y la palabra a través del cual la Virgen María daría a conocer su plan, y que por el bien de miles de almas, tanto sus hermanos de comunidad como ella misma, tenían que aceptar un desprendimiento, que es el que conlleva que sor Emmanuel pase muy poco tiempo con su comunidad de Medjugorje, y esté dando la vuelta al mundo.
Allí, en Medjugorje, se abrió una segunda casa de las Bienaventuranzas, en la que sor Emmanuel recibe a miles de peregrinos que llegan hasta Herzegovina preguntando por ella. De este modo no se desvirtúa el día a día de su comunidad, y al mismo tiempo sor Emanuel responde al deseo de sus superiores de atiende a quienes llegan a Medjugorje conmovidos por alguno de sus libros.
Sor Emmanuel nunca ha dejado de pertenecer a la Comunidad de las Beatitudes. Es curioso como siempre en torno a las personas que hacen bien surgen otras personas aficionadas al insano deporte del mal.
Escuchar de viva voz el testimonio de quien ha vivido en Medjugorje los últimos 21 años es un privilegio. Si no conocéis sus libros, por favor, haceros con ellos. Los mejores libros de Medjugorje los ha escrito sor Emmanuele. En mi opinión, ningún otro periodista o profesional de la comunicación hemos superado a esta monja francesa de voz apagada y mirada fulminante.
Si por el contrario, ya conocéis sus libros… haceros con ellos otra vez y regalarlos. Aunque solo sea uno.
Los libros de Sor Emmanuel están llenos de vida, de alegría, de esperanza. Están llenos de Virgen María. Si regalas uno, tan solo uno, estarás llevando una pista de por donde empezar la búsqueda de la alegría, de la paz. De la Virgen María.