Me solicitan algunos sacerdotes lectores asiduos de esta página que facilite cada semana un comentario de la Palabra de Dios del Domingo. Con mucho guste lo haré, con el convencimiento de nada mejor que intentar aplicar a nuestra vida lo que el Señor nos dice. Espero que esta reflexión personal ayude a otros.
Amós 8,4-7; Timoteo 2,1-8; Lucas 16,113
Fieles en lo poco
El que es fiel en lo poco, también será fiel en lo mucho; y el que en lo poco es injusto (y deshonesto), también en lo más importante es injusto (y deshonesto). Dice el Señor:Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero (las verdaderas riquezas)? 12 Y si en lo ajeno (ya sea que le pertenece a Dios o a un hombre) no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro (las verdaderas riquezas)? 13 Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. No podemos pretender que se nos confíen las cosas importantes si no cuidamos las sencillas.
Nunca dijo el Señor que no podías tener o disfrutar las posesiones materiales. Él dice muy claramente que ¡las posesiones materiales no deben tenerte a ti! No puedes servir a Dios y a las riquezas, y cada persona debe elegir por si mismo, a Dios o a las posesiones materiales. Dios debe ser más importante para ti que tus posesiones. Todo lo que tú tienes es de Dios, y a ti te lo confía como administrador. Solo cuando tú reconoces que tus posesiones vienen de Dios, y no viene exclusivamente de tú propia habilidad, es cuando verdaderamente puedes disfrutar de las cosas que Él te da.
Primero debes ser fiel en las pequeñas responsabilidades.
Generalmente nuestra vida está llena de cosas pequeñas: el trabajo de cada día, las tareas del hogar y la familia, el trato con las personas, tus aficiones, los servicios que prestas a la sociedad o a la Iglesia… Son cosas que se convierten en habituales, y que pueden parecernos sin importancia. Pero Dios también hace cada día millones de cosas pequeñas: cuidar las plantas, los insectos, los peces, los pequeños animales, los niños, los ancianos… De vez en cuando hace un milagro que llama la atención, pero no es lo normal. Los niños siempre hacen cosas sencillas. Y nosotros tenemos que ser como niños. Y si hacemos algo extraordinario hay que darle las gracias a Dios que nos ha concedido las facultades y la oportunidad de realizarlo.
Debes ser fiel con el dinero.
De tu modo de manejar el dinero depende el manejo que hagas de cosas espirituales. La codicia corrompe. Hay un anuncio publicitario que tiene razón: La codicia me vicia. Si tú eres codicioso, entonces dejarás que tu avaricia y tu egoísmo dispongan el modo de manejar las cosas de Dios. El egoísta solo mira para sí, y no se fija si hay algún necesitado a su lado. Como el rico Epulón.
Si tú quieres ser un buen jefe, debes ser un buen empleado.
Antes de que te den autoridad y responsabilidad tienes que demostrar tu fidelidad. Los buenos banqueros han solido empezar siendo botones Cuando tú eres responsable y estás encargado de las cosas de otro, y pruebas que eres fiel, entonces se te dará tu propia responsabilidad y autoridad. La integridad y la fidelidad crean confianza y seguridad. Que nos puedan decir: de ti me puedo fiar. Los que no son de fiar generan muchos problemas.
Ser fieles cristianos quiere decir responder ante Dios. Que El se pueda fiar de nosotros. Colaborar con las iniciativas encaminadas a hacer el bien a las personas. No podemos eludir nuestras responsabilidades en la sociedad y en la Iglesia. No debemos hacer fracasar a Dios, que quiere que todos los hombres se salven.
Jura el Señor que no olvidará jamás vuestras acciones (primera Lectura)
Juan García Inza