El hogar no es nuestra casa. El hogar es mi familia. El hogar es el abrazo a la altura de la cintura con el me recibe mi hijo Juan. El hogar es la oración en la que me recojo. El hogar es escribir de noche mientras escuchas la respiración de los niños. El hogar es la cama que comparto con Ana. El hogar es planchar la ropa u ordenar en el lavavajillas mis pensamientos. El hogar es la voz del cariño. El hogar es pedir las cosas por favor. El hogar son los versos de Antonio Colinas. El hogar es el beso en el ascensor (hasta el cuarto piso).
El hogar es la sonrisa al volver del trabajo. El hogar es respirar el aroma de las sábanas limpias. El hogar es dormir poco y trabajar mucho. El hogar es abrir las ventanas cuando llueve. El hogar es pasar la tarde con los amigos. El hogar es nadar en la piscina con Jaime. El hogar es sentir la brisa entre los árboles. El hogar es mirar a los ojos de una niña ucraniana que se llama Teresa (y que es mi sobrina). El hogar es despertar por la mañana y dar gracias por el nuevo día. El hogar es el refugio más íntimo del alma.
El hogar es preguntar la lección a mis hijos o ver una película juntos. El hogar es poner la mesa sin que a nadie parezca que le importe. El hogar es el poema que uno va componiendo a lo largo y ancho de la ternura. El hogar es tener conciencia de amar y ser amado. El hogar es la muerte del egoísmo. El hogar es la misa del domingo. El hogar es no tener tiempo -ni espacio- para uno mismo. El hogar es callar a tiempo. El hogar es la memoria de Dios. El hogar es nuestra historia. El hogar está en ese dibujo que Cristina quiere pintar contigo.
El hogar es el color de todos los rotuladores. El hogar es la biblioteca de los afectos. El hogar es el desahogo de las preocupaciones. El hogar es la caricia al que sufre. El hogar es el corazón del que uno no quiere salir nunca. El hogar es limpiar el polvo de la costumbre. El hogar… no es un lugar. Es la posibilidad de convivir con la felicidad todos los días.