1.- No te cuelgues el cartel de INSERVIBLE.
Haz algo. Ayuda en algo. Sirve en algo.

2.- Cada día haz algo de ejercicio físico. Por lo menos, caminar una hora.

3.- Dedica también cada día un rato a Dios. El ideal: misa y comunión diarias. Recomendable: rosario diario. Por lo menos reza algo. Y mejor si cada día haces una visita al Santísimo.

4.- Es natural que tengas algún achaque. No te amargues por eso. Hay gente peor que tú. Da gracias a Dios de las cualidades que conservas, y ofrécele con amor tus sufrimientos. “Las espinas pinchan si se pisan, no si se besan”.

5.- No descuides tu aseo personal: por ser viejo no tienes que ser repelente.

6.- Si necesitas ayuda, pídela con humildad. No te empeñes en hacer lo que no puedes. Lo harás mal y molestarás más que si hubieras pedido ayuda.

7.- Agradece amablemente la ayuda que te presten. Es muy molesto ayudar a quien no lo agradece.

8.- No hables de ti si no te lo solicitan. Resultan pesados los viejos que repiten historias de su vida que todos ya conocen.

9.- Es lógico que quieras dar consejos, pero para que sean bien recibidos deben ser oportunos. Y nunca poniéndote de ejemplo, sino como experiencia de anécdotas de tu vida.

10.- La vejez no es cuestión de años sino de ánimo. El corazón no envejece. Sé optimista. Siempre de buen humor. Difunde alegría.

11.- Pueden ser un ejemplo para nosotros el Papa Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta que estuvieron hasta última hora al pie del cañón. No todos tenemos las mismas posibilidades, pero deberíamos ingeniarnos para hacer algo que merezca la pena.

12.- Hay una cosa que ciertamente puedes hacer: ORAR. Orar por la Iglesia, por el Papa, por tu patria, por tu familia y por ti mismo: tener una santa muerte que es LO MÁS IMPORTANTE DE TU VIDA.

JORGE LORING, S.I.
jorgeloring@gmail.com
www.arconet.es/loring
Tel.: (34) 956 87 46 47