El feminismo es hoy de enorme actualidad.
Hay un feminismo correcto: la mujer y el hombre tienen los mismos derechos, porque tienen la misma dignidad.
No se entiende por qué si una mujer y un hombre hacen el mismo trabajo con la misma perfección no ganen lo mismo.
Pero hay otro feminismo revanchista y ridículo de mujeres que quieren suplantar al hombre en todo.
Estas mujeres demuestran que tienen complejo de inferioridad, porque la mujer no es inferior al hombre, pero es distinta.
Tener la misma dignidad no significa tener la misma identidad.
La mujer debe ser auténtica mujer, y no un “marimacho”.
Tan repelente es un hombre “damisela” como una mujer “marimacho”.
La mujer tiene sus valores, y el hombre los suyos.
Algunos valores son comunes, pero no todos.
La mujer está especialmente dotada para la maternidad, y el hombre para la fuerza.
Ni el hombre puede dar a luz un hijo, ni es fácil que una mujer sea la mejor del mundo en el lanzamiento de pesos.
Somos distintos en el cuerpo y en la psicología.
El hombre es más racional, la mujer más intuitiva.
El hombre va más al sexo, la mujer a la ternura.
El hombre quiere imponerse con gritos, la mujer con dulzura.
Al hombre le gusta conquistar, a la mujer seducir.
Al hombre le gusta la galantería, a la mujer el coqueteo.
Al hombre le interesa la técnica, a la mujer más la decoración.
Puede haber excepciones, pero esto es lo general.
No de modo exclusivo, pero sí predominante.
Y esto no sólo por educación, sino por naturaleza.
Sepamos apreciar los valores de cada sexo para fomentarlos.
JORGE LORING, S.I.
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