Este domingo falleció en Chile el sacerdote reducido al estado laical, Fernando Karadima, popular clérigo que más tarde fue condenado por abusos sexuales desatando posteriormente una terrible crisis en la Iglesia chilena que obligó incluso a la Santa Sede a intervenir.
Karadima falleció en el Hogar san Juan de Dios en el que vivía tras su expulsión como sacerdote. Tal y como informan los medios chilenos, Karadima había sufrido problemas cardiacos que le obligaron a ser trasladado a un hospital, pero no pudo ser hospitalizado debido a la alta ocupación de enfermos de Covid-19.
El escándalo Karadima ha sacudido durante la última década a la Iglesia en Chile, con la obligada renuncia de obispos que le habrían encubierto y con una pérdida enorme de credibilidad.
Un caso que dio la vuelta al mundo
Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, tres de las víctimas de este sacerdote, publicaron un comunicado en el que decían: “Ha muerto Fernando Karadima, exsacerdote católico que abusó sexual y espiritualmente de muchas personas, entre ellas, nosotros. Todo lo que teníamos que decir de Karadima está dicho. Él era un eslabón más de esta cultura de perversión y encubrimiento en la iglesia. Nosotros estamos en paz y sólo nos mueve seguir luchando para que estos crímenes no vuelvan a pasar y por tantas personas que lo han vivido y que aún no tienen justicia”.
Por su parte, el Arzobispado de Santiago de Chile, comandado por el cardenal Celestino Aós, dijo ante el deceso de Fernando Karadima: “acompañamos de cerca a las víctimas sobrevivientes y a sus familias, pidiéndole a Dios misericordioso que pueda sanar el dolor causado a todos quienes han sufrido. Al mismo tiempo, como arzobispado reafirmamos nuestro compromiso para seguir trabajando en la promoción de ambientes sanos y seguros al interior de la Iglesia”.
De este modo, Fernando Karadima empezó a ser investigado por la Santa Sede en de 2010 debido a las acusaciones de abusos sexuales cometidos a menores en la década de 1980 y 1990. El 16 de enero de 2011 finalizó la investigación y fue declarado culpable de abuso sexual. Como consecuencia se le impuso la pena del retiro con una vida de oración y de penitencia.
La Santa Sede le prohibió el ejercicio público de cualquier acto de ministerio, en particular de la confesión y de la dirección espiritual de cualquier persona. El 28 de septiembre de 2018, la Santa Sede informó la dimisión del estado clerical de Karadima.
Si bien, la justicia civil recibió denuncias sobre los abusos cometidos por el exsacerdote y estableció la existencia de los delitos, el caso fue sobreseído por la prescripción de los hechos. Sin embargo, el 27 de marzo de 2019 la Corte de Apelaciones de Santiago de Chile ordenó al Arzobispado de Santiago, jurisdicción a la que pertenecía Karadima, pagar 300 millones de pesos (unos 439 mil dólares de ese entonces) a tres de las víctimas del exsacerdote.