El régimen de Daniel Ortega no solo ha sometido a un juicio lleno de irregularidades al obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, sino que el jueves declaró culpables a 7 de sus colaboradores, incluyendo 3 sacerdotes, 1 diácono y dos seminaristas, a los que considera probado que cometieron "conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional y propagación de noticias falsas en perjuicio del Estado de Nicaragua y la sociedad”. Tras cuatro días de juicio, la Fiscalía pide para ellos 10 años de cárcel. Dentro de unos días se conocerá la pena a la que se les condena.

Con su firme persecución contra clérigos de la diócesis de Matagalpa, Nicaragua ha entrado este año en la lista de países perseguidores de cristianos de la veterana asociación Open Doors: ocupa el lugar 50, con vecinos como Venezuela (en el 64) y Cuba (en el 27).

Los acusados fueron detenidos el viernes 19 de agosto en el palacio episcopal de Matagalpa, junto con su obispo. Lo separaron de él (enviado a 'resguardo domiciliario') y los encarcelaron en la temida cárcel policial "El Chipote". Se trata de:

- Ramiro Tijerino, sacerdote, rector de la Universidad Juan Pablo II y encargado de la parroquia San Juan Bautista;
- los sacerdotes José Luis Díaz y Sadiel Eugarrios, vicarios de la catedral de Matagalpa;
- el diácono Raúl Vega González;
- los seminaristas Darvin Leiva Mendoza y Melkin Centeno;
- el camarógrafo Sergio Cárdenas.

Clérigos de Matagalpa presos por el régimen de Ortega en Nicaragua, foto difundida por el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).

El juicio lo ha presidido la juez Nadia Camila Tardencilla, titular del Juzgado Segundo Distrito de lo Penal de Managua. Los datos del caso los ha difundido la Unidad de Defensa Jurídica, un grupo de abogados que defiende a estos detenidos.

Ortega encarcela al hijo de un antiguo compañero suyo

El diario La Prensa, de Nicaragua, recuerda una circunstancia peculiar. El sacerdote Ramiro Tijerino Chávez es hijo de Ramiro Tijerino Haslam, quien en los años 70 compartió cárcel con el mismísimo Daniel Ortega durante la dictadura de Somoza.

Como Ortega pasaba hambre en prisión, Tijerino Haslam le dio su almuerzo, recuerda. Ahora, ese hombre tiene encarcelado a su hijo sacerdote.

Hay otros sandinistas ilustres en la familia: la comandante Doris Tijerino es su hermana; el secretario político Pedro Haslam es su primo. Pero nada ha evitado que su hijo Ramiro vaya a prisión, como también su nieto Manuel Eduardo Picado, que participó en manifestaciones en 2018. Ortega, que pasó hambre en prisión, es ágil en enviar a ella hoy a cualquiera que considere una molestia.

Juicio sin garantías, "atropello a los derechos humanos"

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), crítico con el régimen, ha descrito los 4 días de juicio como una "tortura judicial". Aseguran que sentencia y pena vienen dictadas desde la residencia de Daniel Ortega "con el afán de sembrar el terror y demostrar quien tiene el poder". "Desde Cenidh condenamos este atropello a los derechos humanos y las garantías del debido proceso", afirma este organismo, ilegalizado como ONG por el régimen, pero que forma parte de la Federación Internacional por los Derechos Humanos (FIDH).

Ahora que hay un veredicto, el Cenidh pide a la Iglesia que se exprese con más contundencia. "Este hecho plantea un reto a los dirigentes de la Iglesia Católica. Les pedimos que reaccionen. No pueden seguir callando. Prácticamente el régimen ha encarcelado a una diócesis entera. Les invitamos a ponerse al lado del pueblo creyente que está indignado", exhorta el Cenidh.

Falta la sentencia contra el obispo Rolando

Falta por finalizar el juicio del obispo Rolando Álvarez, de 56 años, gran comunicador y muy popular entre su gente. Es obispo de la diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua. Deteniéndolo y juzgándolo, exhibiendo sus fotos en el banquillo vestido de civil, el régimen muestra que es capaz de encarcelar y enjuiciar a cualquiera que ose criticarlo, sea obispo o sacerdote.

El pasado 13 de diciembre, el Ministerio Público de Nicaragua acusó al obispo Álvarez, así como al sacerdote exiliado Uriel Antonio Vallejos, con las mimas acusaciones de conspiración y propagación de noticias falsas. En concreto, la Policía de Nicaragua, que dirige Francisco Díaz, consuegro del presidente Ortega, acusa al alto jerarca de intentar "organizar grupos violentos", supuestamente "con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales".