Raúl Antonio Vega González, diácono nicaragüense perseguido por el régimen de Ortega y Murillo, será ordenado sacerdote el próximo 12 de mayo. La ceremonia tendrá lugar, sin embargo, lejos de su hogar, después de que fuese despojado de su nacionalidad y desterrado el pasado 9 de febrero por los mandatarios junto con más de 300 nicaragüenses considerados enemigos de las autoridades y conspiración.
El obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio José Báez -también nicaragüense en el exilio-, comunicó la noticia de la ordenación que será celebrada por él mismo y concelebrada por William Albert Wack, obispo de Tallahassee, en la concatedral Tomás Moro. Según informó el mismo Báez durante la celebración de la Santa Misa en su actual parroquia de Miami, la ceremonia será ofrecida por Nicaragua y particularmente por la Diócesis nicaragüense de Matagalpa y su obispo, Rolando José Álvarez Lagos.
El actual diácono y próximo sacerdote fue uno de los que permaneció retenido junto al obispo de Matagalpa en la residencia episcopal durante dos semanas, antes de ser recluido por más de 5 meses en El Chipote, cárcel policial de Managua.
Durante el anuncio, Báez recordó a los asistentes que el diácono es uno de los 222 presos políticos desterrados el 9 de febrero y que es originario de “la Diócesis que la dictadura Ortega Murillo ha querido destruir”.
“El Señor en el exilio hace surgir un nuevo sacerdote de la Diócesis de Rolando. Si hay un momento que es emocionante para un obispo, es ordenar a un sacerdote, pero, en este caso, la emoción es doble, porque es imposible no recordar a mi hermano Rolando que está preso, y junto con Raúl queremos ofrecer esta ordenación a Nicaragua y a la Diócesis de Matagalpa”, dijo Báez. El obispo anunció también que podrá estar en la ordenación la madre del diácono, que lleva sin verle desde su periodo de reclusión.
Vega había sido sentenciado a 10 años de prisión y 800 días multa junto a 3 sacerdotes, 2 seminaristas y 1 reportero gráfico de la Diócesis de Matagalpa, por falsos cargos de conspiración y propagación de noticias falsas.
“Para todos lo que estamos fuera de nuestra patria de origen, especialmente para Nicaragua, la ordenación sacerdotal de Raúl es un regalo de Señor que nos dice yo estoy con ustedes, yo estoy donde está mi pueblo. Fíjense, lejos de su Patria, sufriendo tanto, con un futuro incierto, con un país que cae a pedazos, les regalo un sacerdote en el exilio y ordenado por un obispo exiliado también”, dijo Báez, a quien también el régimen despojó de la nacionalidad el pasado 15 de febrero.
Ni la cárcel ni la persecución han impedido la vocación
El futuro sacerdote dijo en declaraciones a Artículo 66 que la ordenación representa "un regalo de Dios". "Aun existiendo fuerzas y poderes humanos que quisieron obstaculizar el proyecto de Dios, no lo han logrado", resaltó en relación al encarcelamiento.
"Esta ordenación es algo muy esperado por mí y es a la vez un signo de esperanza para todos nosotros. Estoy más que seguro de que el encarcelamiento injusto que viví forjó mi vida y vocación. Ni las dificultades de la vida ni los barrotes de una cárcel han hecho que mi vocación fracasara", agregó.
Minutos antes de anunciar la noticia, Báez recordó y pidió oraciones por el obispo Rolando José Álvarez, describiéndolo como un hombre de Dios que siempre ha estado al lado de los más débiles, sufridos y olvidados, con una palabra espiritual e inteligente, pero crítica contra los poderes malignos de este mundo.
"Por eso está en la cárcel, perseguido como los primeros cristianos, sucesor de los apóstoles. Le pido al Señor que le dé a Rolando salud en esa oscura celda donde está, fortaleza, sabiduría y esperanza, que muy pronto puede estar en medio de nosotros", mencionó Báez. También anunció que el próximo domingo concelebrará misa en la parroquia Santa María del Lago en Chicago, Illinois, que es donde está el sacerdote también exiliado Erick Díaz, de la Diócesis de Matagalpa.
"Voy a estar como pastor para llevar esperanza de parte del señor, luz, alegría, la fortaleza que solo Cristo puede dar, eso es lo que quiero compartir con los nicaragüenses que lleguen, abrazarlos y dejarlos que me abracen, reír con ellos. Voy como obispo y humilde pastor para consolar, iluminar, fortalecer y dar esperanza, para que todos nos sintamos fuertes y que está por amanecer y que la liberación está por llegar", añadió el obispo.