Bajo el régimen de Nicolás Maduro, Venezuela “es un campo de concentración donde se están exterminando a los mismos venezolanos”, afirmó este miércoles el obispo de Carúpano, Jaime Villarroel, durante una rueda de prensa en Ciudad de México, según recoge Aciprensa.
Durante una semana, monseñor Villarroel recorrió el país con Ayuda a la Iglesia Necesitada alentando a los católicos y a la comunidad internacional a auxiliar a Venezuela, arruinada y tiranizada por el régimen socialista bolivariano instaurado por Hugo Chávez en 1999 y continuado por Maduro a raíz de su muerte en 2013: “No votamos con el sentido común ni con la razón, y esto nos ha llevado a una tragedia donde hoy están muriendo miles y miles de venezolanos por falta de comida y por falta de medicina y donde se violan permanentemente los derechos humanos”, lamentó.
“Este régimen que hoy preside Nicolás Maduro en Venezuela está cometiendo un exterminio, matando a nuestro pueblo de hambre, por falta de medicinas”, afirmó el prelado, quien añadió que “se está cometiendo una tragedia de unas dimensiones inimaginables” de las que "no se puede salir solo”. Denunció asimismo la práctica de la tortura por parte del régimen, lo que ha llevado a la presentación de causas contra el gobierno tanto en la Corte Interamericana de Derechos Humanos como en la Corte Penal Internacional.
Monseñor Villarroel, durante una de sus conferencias en México patrocinadas por Ayuda a la Iglesia Necesitada.
Monseñor Villarroel enumeró algunos datos de la realidad venezolana: el 80% de las industrias destruidas, una inflación del 270%, un sueldo mínimo que oscila entre 4 y 6 dólares al mes, que dan para poco más que "un cartón de huevos, un kilo de arroz, un paquete de harina y algo de carne", con miles de hogares "donde solamente el alimento es un poco de arroz durante todo el día”. Una situación similar se da en la sanidad, con una grave desatención a las parturientas y los recién nacidos y escasez de algodón, gasa y alcohol.
Los medios de comunicación “están totalmente controlados por el gobierno” y dedicados a la “propaganda que intenta hacer ver que en Venezuela todo es próspero, que no falta nada, que todos los venezolanos vivimos bien”, denunció Villarroel.
El gobierno de Maduro además ha emprendido diversos ataques contra la Iglesia católica, intentando crear una iglesia nacional con ministros de otras denominaciones cristianas y sacerdotes católicos que abandonaron el ministerio.
El obispo de Carúpano reprochó también a Maduro que se burlase hace dos años de la Santa Sede tras pedir su mediación. En esos diálogos "estuvo el nuncio apostólico, estuvo el delegado papal, monseñor Claudio Maria Celli. Y llegaron a unos acuerdos, y los acuerdos fundamentales eran estos: abrir un canal humanitario para que llegaran alimentos y medicina, permitir que se liberara a los presos políticos –hay más de dos mil personas detenidas solamente por el hecho de disentir–, y permitir unas elecciones donde realmente haya una observación internacional y donde realmente el pueblo venezolano se pueda expresar”.
Villarroel denunció que el gobierno de Maduro trata a los venezolanos “como unos delincuentes”, y recordó el caso de un sacerdote que fue vejado por las autoridades en un aeropuerto: "Presentó las credenciales. Lo desnudaron, lo hicieron defecar, le dijeron que era una persona sospechosa de llevar droga, lo sacaron del aeropuerto, perdió el avión, le robaron el dinero que llevaba”.
El obispo de Carúpano destacó que además del trabajo solidario que realiza la Iglesia en Venezuela, también se dedican a la “formación en la doctrina social de la Iglesia, formación en la conciencia, formación para que las personas no se dejen manipular o engañar por un sistema totalitario, por un sistema que está matando a nuestro pueblo... El Papa nos ha dicho gracias por eso, por ser cercanos. También nos ha dicho gracias por ser una Iglesia en resistencia. Están resistiendo allí los insultos, los golpes, los desprecios, las amenazas del mismo gobierno hacia nosotros los obispos, y hacia todos aquellos que de alguna u otra manera somos parte de la Iglesia”.
El prelado destacó además que en medio de toda la crisis en Venezuela la Iglesia se ha mantenido unida. “Los pastores de la Iglesia nos hemos mantenido siempre unidos, con una sola voz, con un solo criterio. Lo que estoy diciendo aquí no es la percepción de una persona, no es una percepción de un solo obispo sino es la percepción del episcopado en Venezuela. Hablo en nombre de todo el episcopado”.