El régimen cubano está promoviendo el texto de una nueva Constitución de la isla que tras ser aprobado por las cortes del gobierno castrista consultará a los cubanos el 24 de febrero. Sin embargo, los obispos de la isla se han manifestado contra el texto por su ideología extrema al asegurar en su preámbulo que Cuba “no volverá jamás al capitalismo como régimen sustentado en la explotación del hombre por el hombre, y que sólo en el socialismo y en el comunismo el ser humano alcanza su dignidad plena”.
En la nota, los obispos cubanos recuerdan que “lo absoluto de tal afirmación (…) excluye el ejercicio efectivo del derecho a la pluralidad de pensamiento acerca del hombre y del ordenamiento de la sociedad”.
La conciencia iluminada por la fe
De este modo, insisten en que “el cristiano no puede ser obligado a someterse a una concepción de la realidad que no corresponda a su conciencia humana iluminada por la fe”.
Pero además la Conferencia Episcopal de Cuba denuncia que el texto de la nueva Constitución excluye “otras visiones sobre el hombre, la sociedad y el universo que no asumen la ideología marxista-leninista que, históricamente, también en nuestra Patria, ha inspirado y sostenido el ideario comunista”.
Las históricas reivindicaciones de la Iglesia
Pese a que el nuevo texto asegura que Cuba es un estado “laico”, los obispos consideran que “es bueno recordar que la libertad de practicar la religión propia no es la simple libertad de tener creencias religiosas sino la libertad de cada persona a vivir conforme a su fe y de expresarla públicamente”.
Esta libertad lleva consigo muchas de las reivindicaciones que la Iglesia lleva realizando desde que Castro tomó el poder e instauró una dictadura comunista vulnerando la libertad religiosa y expropiando los bienes de la Iglesia. “Implica el reconocimiento jurídico de la Iglesia y de su identidad y misión propias, lo que incluye la posibilidad de dar a conocer su enseñanza moral de acuerdo al Evangelio, de acceder de modo sistemático a los medios de comunicación, la libertad de enseñanza y evangelización, de construir edificios y de adquirir y poseer bienes adecuados para su actividad; la libertad de asociarse para fines no sólo estrictamente religiosos, sino también educativos, culturales, de salud y caritativos”. Y todo ello, no aparece explícito en el texto promovido por el régimen.
La situación de la Iglesia ha mejorado algo en los últimos años, aunque aún está muy lejos de alcanzarse una libertad religiosa digna. El pasado 26 de enero se inauguró la primera parroquia en 60 años desde que se instauró la dictadura comunista. Nunca antes se habían dado los permisos de construcción, excepto para otros dos templos más cuyas obras no han concluido. Mientras tanto, numerosas iglesias, escuelas, hospitales y otros centros fueron expropiados y nunca han sido devueltos a la Iglesia.
Por todo ello, los representantes de la Iglesia Católica llamaron a los cubanos a que “con su voto responsable y desde su conciencia” contribuyan a la “edificación de una sociedad en la que todos los cubanos nos sintamos respetados en nuestros derechos sin exclusión”.