"Usted bien sabe que no necesita invitación para venir a su querida Argentina. A riesgo de decir lo innecesario, le invito a visitar nuestra amada Patria, conforme a las fechas y los lugares que nos sean indicados, teniendo presente el deseo generalizado de nuestras ciudades, provincias y pueblos de contar con Su presencia y transmitirle su filial afecto": con estas palabras, Javier Milei parece haber enterrado definitivamente el hacha de guerra con Francisco.
Fue el propio Papa quien, a pesar de su apoyo oficioso y nada disimulado al derrotado Sergio Massa, llamó al presidente electo tras su arrolladora victoria por doce puntos, para felicitarle y encarar las futuras relaciones. Le prometió entonces enviarle un rosario bendecido "como obsequio de asunción".
Los antiguos reproches
Quedaban así atrás las duras declaraciones de Milei contra el Papa, a quien acusó de "su gran afinidad con dictadores como Castro o Maduro" y con "comunistas asesinos" y a quien reprochó decir "cosas horribles" y ser "el representante del Maligno en la tierra".
Por su parte, Francisco se había referido elípticamente a Milei durante la campaña, diciendo tener "mucho miedo a los flautistas de Hamelin", refiriéndose expresamente al éxito del candidato libertario entre los jóvenes: "Todos fuimos jóvenes sin experiencia y a veces los chicos y las chicas se aferran a milagros, a mesías, a que las cosas se resuelven de manera mesiánica. El Mesías es uno solo que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos de mesianismo", señaló el pontífice.
"Frutos de pacificación y hermanamiento"
El lenguaje de Milei en la carta que se ha dado a conocer este jueves es muy distinto: "Valoro sus sabios consejos y sus deseos de coraje y sabiduría para mi persona, tan necesarios para encarar el desafío de dirigir los destinos de nuestra Patria y de nuestros conciudadanos. En lo personal, sus palabras fueron un gesto de aliento, además de afianzar mi convencimiento sobre la urgencia de transformar la realidad que atraviesa nuestro país para asegurar la paz y prosperidad, mediante las reformas sociales y políticas que son tan necesarias".
En una entrevista de la periodista mexicana Valentina Alazraki posterior a la elección de Milei, el Papa ya habló de la posibilidad de visitar Argentina y del relajamiento de sus relaciones con el nuevo presidente.
El presidente argentino habla en su misiva de la "pobreza con sus diferentes rostros y consecuencias", que "alcanza a la mitad de todos nuestros compatriotas" y es también motivo de inquietud para el Papa: "Nuestra economía se encuentra en estado crítico y es preciso adoptar medidas urgentes para evitar una catástrofe social con consecuencias dolorosas".
Milei ha comenzado a aplicar lo que él mismo denominó como "motosierra" para recortar el gasto público en el país y es consciente, explica en la carta, "que estas decisiones pueden profundizar inequidades, por lo que nuestra prioridad máxima es proteger a nuestros compatriotas vulnerables, agradeciendo la colaboración de la Iglesia católica, cuya acción en campo social es invalorable".
Por ese motivo cree que la visita de Francisco sería buena para Argentina: "Considero que su viaje traerá frutos de pacificación y de hermanamiento de todos los argentinos, ansiosos de superar nuestras divisiones y enfrentamientos. Su presencia y su mensaje contribuirán a la tan deseada unidad de todos nuestros compatriotas y nos brindará la fuerza colectiva necesaria para preservar nuestra paz y trabajar por la prosperidad y el engrandecimiento de nuestra querida República Argentina".
Milei se despide tras mostrar "alta consideración y respeto" por la "obra y persona" del Papa, confiando en que, aunque "el tiempo es escaso", pueda viajar a su país.