El régimen de Daniel Ortega persiguió la fe de los católicos prohibiendo las procesiones de Semana Santa, pero se ha encontrado con que esta se ha multiplicado y se ha hecho más fuerte. Miles de fieles han participado durante el Viernes Santo de las tradicionales celebraciones congregándose, eso sí, en los atrios de las iglesias.
Un ejemplo de ello fue la catedral de Managua, que acogió este viernes a miles de feligreses que se congregaron en los alrededores para participar de la rememoración del calvario de Jesucristo, antes de ser crucificado.
En el atrio de la catedral
Los católicos nicaragüenses revivieron las últimas horas del Nazareno en una masiva procesión que está vez salió de un costado de la catedral, y concluyó con una Eucaristía, presidida por el cardenal Leopoldo Brenes, frente a la puerta principal de la basílica.
A través de la Policía Nacional, Daniel Ortega prohibió a la Iglesia sacar sus imágenes a la calle el pasado mes de febrero, cuando se desautorizaron los Vía Crucis callejeros en Cuaresma. La orden fue adoptada después de que el dictador tildara de "mafia" a los sacerdotes, obispos, cardenales y al Papa Francisco.
Los creyentes católicos acudieron en familia al atrio de la catedral de Managua, muchos de ellos vestidos con ropas de color blanco, donde rememoraron la Pasión de Cristo, que incluye las catorce estaciones que hizo Jesús cuando halló su muerte en la cruz.
La Eucaristía posterior al rezo del Vía Crucis se celebró frente a la imagen de la Sangre de Cristo, que quedó calcinada el 31 de julio de 2020 en su capilla de la catedral. Según las autoridades, el incendio fue involuntario.
Aquí puedes ver cómo se persigue a los católicos en Nicaragua.
La quema de la imagen de la Sangre de Cristo, con 385 años de historia y que representa a Jesús crucificado, estuvo precedida de una ola de profanaciones contra templos católicos en Nicaragua, en medio de la tensión entre el Gobierno sandinista y la Iglesia católica que se vive en el país desde 2018.