El pasado domingo en varias iglesias venezolanas los católicos ya no pudieron comulgar debido a que la crisis económica y de escasez de productos provocada por la gestión de Maduro haya provocado que no haya ni harina ni gas para poder fabricarlas.
Sobre todo ha ocurrido en el estado de Mérida aunque esta situación no es nueva. Ya en ocasiones pasadas han sido los propios feligreses los que han ayudado a los sacerdotes a mitigar esta escasez llevando harina de sus propias casas, pese a que este se está convirtiendo en un producto difícilmente comprable.
Así por ejemplo Giovanni Luisio Mass, encargado de la elaboración de hostias de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Jerusalén ha asegurado al portal Valores Religiosos que se han visto obligados a reducir la producción mensual de obleas de 80.000 a 30.000 debido a la falta de harina, lo que ha afectado a parroquias de tres de los estados más importantes del país.
La situación que viven millones de venezolanos es dramática y para poder llenar un carro de la compra con productos básicos se necesita lo equivalente a 98,2 salarios mínimos, debido por un lado a la hiperinflación y por otro a la falta de alimentos.
Esta cesta familiar asciende en estos momentos a 24,4 millones de bolívares. El precio del café se ha incrementado un 145,9% mientras que un litro de detergente cuesta ahora 500.000 bolívares. Encontrar una docena de huevos es ya de por sí una proeza pero quien tenga suerte deberá pagar hasta 600.000 bolívares, prácticamente el sueldo mínimo en el país.