Sin embargo, Nicolás Maduro sigue su cruzada contra la Iglesia Católica en Venezuela y ha ordenado investigar a dos obispos que hablaron ante la multitud el pasado domingo. Se trata del obispo de Barquisimeto, Antonio José López Castillo; y el de San Felipe, Víctor Hugo Basabe.
Este último pidió ante la Divina Pastora que libre a Venezuela de “la peste” de la corrupción política que ha llevado al país “a la ruina moral, económica y social”. Monseñor Basabe agregó además que “están empeñados en no entender que la causa fundamental de los males de Venezuela está en la persistencia en un modelo económico, político y social negador de Dios y por ende de la dignidad humana”.
Maduro rápidamente ha ordenado al fiscal general, al defensor del pueblo, al contralor general (jefe del Tribunal de Cuentas) y al presidente del Tribunal Supremo investigar a los dos obispos y acusarles de lo que él llama un “delito de odio”.
“Uno de ellos nos llamó a todos nosotros peste, llamó al pueblo chavista peste”, afirmó Maduro, que acusó a los obispos venezolanos de mostrar “su maldad, su veneno, su odio, su perversidad”. “Nadie cree en estos diablos con sotanas que vinieron a llamar al enfrentamiento entre venezolanos, a la guerra civil”.
Monseñor Basabe realizó estas declaraciones durante la peregrinación a la Divina Pastora
La Conferencia Episcopal de Venezuela ha salido rápidamente en defensa de estos dos obispos y considera la denuncia como un ataque “contra toda la Iglesia Católica”.
“Lo que ha sido dicho contra ellos dos es contra todo el episcopado y contra toda la Iglesia Católica, porque nosotros no somos un cuerpo de gente aislada”, dijo el vicepresidente de los obispos, monseñor Mario Moronta.
Según monseñor Moronta es innecesario investigar porque los prelados hicieron “señalamientos que son del conocimiento público”, pero que en el caso de que la Fiscalía lo considere, “ahí están los discursos, ahí están las homilías”.
“Ni van a encontrar en ningún momento ningún llamamiento al odio, ninguna invitación a la violencia, como en efecto sí lo podemos ver en muchas de las expresiones que incluso ayer se dijeron”, agregó.
El también obispo de San Cristóbal señaló que en el caso de detención o represalia contra estos obispos “el Gobierno, todo el Estado, va a tener que enfrentar no solamente a la Iglesia en Venezuela, que no se va a alzar, que no se va a ir a la violencia, sino (...) va a ser un problema de carácter internacional”. “No solamente por las relaciones que hay con la Santa Sede sino también porque muchos gobiernos van a darse cuanta de que aquí el Estado de Derecho (...) está siendo vulnerado”, añadió.