Allí el Pontífice visitará el albergue para niños “El Principito”, creado por el sacerdote misionero suizo Xavier Arbex en 1996.
Arbex, de 75 años, es el fundador de la Asociación de Protección del Niño y Adolescente (Apronia, apronia.ch) que cuenta con dos hogares de acogida para 50 niños y adolescentes en dificultad. También es el párroco de la parroquia de San Vicente.
Explica a la agencia Fides que los menores de los dos albergues de la Asociación Apronia son huérfanos o han sido abandonados o huyen de casos de violencia y acoso.
“Tratamos de proporcionar estudios superiores para algunos de ellos. Todos van a centros de estudios de la ciudad. ¡Intentamos que sus vidas sean comparables a la de una familia con muchos hijos!” explica el fundador refiriéndose a la labor que se realiza en los albergues.
Los jovenes pueden iniciar su vida profesional como aprendices a tiempo completo en las 3 empresas de Apronia:
- Albergue ecoturístico «ESTANCIA BELLO HORIZONTE», en la selva, que ofrece contacto con la naturaleza y la biodiversidad, con comidas típicas y excursiones
-Pastelería «Gustitos del Cura»: "reconocida en la ciudad por sus deliciosos productos. Es un llugar de encuentros para familias y jóvenes".
- Papelería El Balcón: vende material escolar a precios asequiblesHablando de sus primeros momentos, cuando llegó a Perú, a las zonas más desfavorecidas del campo, el p. Abex explica a la Agencia Fides: “Me lo imaginaba pobre pero no tan desorganizado y violento. En en el Altiplano, en Macusani, Puno no me acostumbraba al frío ni al mundo quechua por no conocer bien sus costumbres y su idioma. También era muy duro en la zona minera de Mazuko-Huaypethue.No había servicio público de ningún tipo, ni carreteras y las comunicaciones eran muy difíciles”.
El sacerdote misionero Xavier Arbex, un suizo veterano en el Amazonas
Sus primeros años los pasó en el «altiplano» de Carabaya, cerca de Puno y despues en la selva amazónica de Madre de Dios. Desde el año 1996 está radicado en Puerto Maldonado.
Madre de Dios es la segunda región con la tasa más alta de homicidios del país y allí es frecuente la violencia familiar, psicológica, física y sexual contra los menores es algo que por desgracia suele producirse con frecuencia.
“Además de todo esto, se está destruyendo el ciclo vital del agua, debido a la minería incontrolada – continúa explicando el p. Xavier - por eso nuestra Iglesia católica, a través de su Comisión de Pastoral Social y DDHH siente como un deber profético lanzar un gran grito de alarma”.
El padre Abex, en sus más de cuarenta años de trabajo en la región, no ha perdido la esperanza en que la situación pueda mejorar, una esperanza que se alimenta de una profunda experiencia espiritual y de la cercanía a las personas con las que ejerce su labor pastoral.