"Ya vamos en 210 personas que perdieron la vida, de las cuales 43 eran niños. Por todos ellos elevamos nuestras oraciones. A sus familiares enviamos nuestras condolencias y el pésame del país entero", dijo Santos. Minutos después detalló en su cuenta de Twitter que las víctimas mortals superaban las 254.
El presidente de Colombia también informó de que los gastos funerarios de las víctimas correrán por cuenta del gobierno y que a cada familia se le entregará una ayuda, a través del FOSIGA (fondo de solidaridad del Gobierno colombiano), de 18 millones y medio de pesos (equivalente a 6.000 euros).
La avalancha dejó también 203 heridos, muchos de gravedad, los cuales están siendo atendidos en hospitales de Mocoa y la región. "Casi 1900 personas han trabajado sin descanso, con dedicación y sacrificio para ayudar a los heridos, apoyar los damnificados. A todos ellos, mi profundo agradecimiento", añadió el presidente, que anunció una asignación de 1.200 millones de pesos para tareas de recontrucción y recuperación de negocios.
El presidente colombiano, en la zona del desastre
También se pronunciaron las autoridades eclesiásticas. "Los obispos católicos de Colombia ofrecen sus oraciones por el eterno descanso de las personas fallecidas y piden a Dios la fortaleza para quienes se han visto afectados por esta tragedia", manifestó la curia en un comunicado firmado por el secretario general del Episcopado, Elkin Fernando Álvarez.
“Estamos en una situación compleja y caótica”, declaró el obispo de Mocoa, Luis Albeiro Maldonado Monsalve, que en los medios de comunicación pidió, de manera urgente, agua, alimentos, mantas y colchonetas, entre otros bienes. La diócesis de Mocoa–Sibundoy no es rica ni muy poblada: cuenta con una población de 335.000 habitantes (un 80% católicos), organizados en 37 parroquias, con 67 sacerdotes y 4 religiosos.
El obispo Maldonado Monsalve indicó que la Iglesia de esta ciudad ha conformado un Comité central de la diócesis y comité de vicarías foráneas, quienes estarán en función de atender, escuchar y acompañar a las víctimas de esta tragedia natural.
Igualmente recordó que la Conferencia Episcopal de Colombia, a través de la Pastoral Social, conformó un equipo técnico que desde la zona afectada examinará cómo apoyar a las víctimas.
El obispo de Armenia (Colombia), Pablo Emiro Salas Anteliz, ordenó a los sacerdotes que en las misas se ore por los habitantes de Mocoa. "Nosotros estamos listos ante cualquier orden de nuestros jerarcas de las Iglesia Católica para apoyar en lo que podamos y sea necesario, sin embargo y por lo pronto vamos a ponernos en oración de manera permanente, para que los afectados se sobrepongan y para que la naturaleza dé una tregua en el sur del país”, señaló el obispo de Armenia.
Cáritas Colombia informó de que estableció una red de trabajo con los especialistas nacionales encargados de emergencias y se puso en contacto con el obispo de la zona afectada y con las Caritas Locales de Pasto y Neiva para poder generar un plan inmediato de atención y apoyo a los damnificados.
Al mismo tiempo, están ya en camino hacia la zona siniestrada dos especialistas de emergencias del Secretariado Nacional de Pastoral Social/Caritas Colombiana, para apoyar a las Cáritas locales a evaluar la situación, documentar las necesidades más urgentes de cara al plan de respuesta y coordinar en el terreno las acciones de toda la red Cáritas con el resto de entidades estatales y agencias voluntarias presentes en Mocoa.
La respuesta a este desastre está siendo liderada por la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo y Desastres del Gobierno de Colombia, en colaboración con Cruz Roja Nacional, Cáritas Colombiana, el ACNUR, el PNUD y otras entidades locales de socorro.