En realidad, un ladrón acababa de entrar en el convento saltando por un portón lateral y hacía ruidos al revisar los distintos rincones de la casa buscando botín. Pensó que podía ser de valor la máquina de coser Singer, que usan las religiosas para sus prendas y también para otras que donan en obras de caridad.
Cuando el ladrón se dio cuenta de que las religiosas se acercaban se escondió en la Capilla San Clemente, que funciona al lado del convento. Ocultó allí la máquina de coser. Pero una de las religiosas salesas lo vio y de inmediato salió a su encuentro junto con sus tres compañeras.
El ladrón intentó engañarlas diciendo que la persona que buscaban ya se había ido, pero no las convenció. Cuando el hombre quiso irse en su moto, las monjas forcejearon con él y le quitaron las llaves. Llegaron entonces más personas que las ayudaron a retener al ladrón hasta que llegó la policía, que lo identificó como Javier Clavel, de 24 años.
La máquina de coser que el ladrón se llevaba consigo
‘Creo que el ladrón no esperaba que actuáramos así. Estaba muy nervioso. Primero se hizo el que quería ayudarnos, nos señaló en el templo el lugar donde estaba la máquina, pero después se quiso ir. Ahí la hermana Elizabeth le manoteó el brazo con las llaves de una moto y entre todas le cortamos el paso. Tuvimos suerte de que no estuviera armado’, explicó luego la Hermana Paola.
La Hermana Vanesa contó: ‘Escuchamos un ruido en el patio y el ladrido de nuestra perra en el garaje. Pensábamos que era un temblor y cuando vimos a la perra en el garaje, nos llamó la atención porque la dejamos en el patio y era imposible que pase hacia allí porque hay una puerta’. En ese momento, la Hermana Rosana vio al ladrón. ‘La Hermana Rosana nos gritó ‘¡ladrón, ladrón!’ y corrimos. Cuando esperábamos a la Policía, el chico nos pidió que lo dejáramos ir porque decía que lo habían liberado en la mañana de la Comisaría segunda’, dijo la Hermana
Las religiosas explican cómo retuvieron al ladrón
Las monjas luego hablaron con el Diario de Cuyo, que difundió la historia (de donde la tomaron luego otros medios argentinos, así como ReL) y declararon que es el tercer robo que sufren en un año. En marzo,unos ladrones entraron en el convento y se llevaron una notebook y una guitarra. Y en septiembre entraron en su garaje y les robaron la documentación de una camioneta que poseen.
“Estamos realmente cansadas. Esta vez por la impotencia de los otros robos quisimos salir para recuperar lo que nos pertenece”, expresó la hermana Paola. “Reforzamos la seguridad pero ni así logramos parar esto. Nos queda ese sabor de inseguridad”.