La canonización del niño cristero José Sánchez del Río este domingo 16 de octubre ha sido recibida con gran alegría en México. Unas 20.000 personas se juntaron en la ciudad del mártir adolescente, Sahuayo (Michoacán), donde nació y donde fue torturado, acuchillado y rematado de un tiro cuando tenía algo menos de 15 años, el 10 de Febrero de 1928. 

Las celebraciones en Sahuayo se centraron en cuatro espacios de la ciudad: El recinto Ferial, la Plaza Principal, el Monumento a Cristo Rey y la Calzada de los mártires. Los festejos empezaron ya el sábado 15 de octubre. No solo participaron devotos de la ciudad o de la región de Michoacán, sino que llegaron también muchos fieles de los estados de Colima, Guanajuato y Jalisco. 

En una multitudinaria procesión juvenil los fieles elevaron al cielo un Rosario de globos de helio como símbolo de inicio de las celebraciones ininterrumpidas por la canonización de Joselito, como le llamaban sus familiares y seres queridos, y ahora sus devotos. Él era asiduo rezando el Rosario, y dirigía el rezo del Rosario en el campamento cristero.

Precisamente el Papa Francisco, en su homilía de la canonización, señaló que San José Sánchez del Río y los otros santos canonizados en la Jornada fueron, antes que nada, persona de oración constante.


Otro acto emotivo en Sahuayo fue la concurrida procesión en honor al nuevo santo, que comenzó en el Panteón Municipal y culminó en la Calzada de los Mártires Cristeros. 

Un espacio que animaba a reflexionar fue "la vía de la agonía de Joselito", un camino de velas y huellas rojas de pies descalzos, en recuerdo de las manchas de sangre que el santo iba dejando en su camino hacia el Cementerio donde fue asesinado por odio a la fe. Le habían desollado las plantas de los pies y sus pies ensangrentados marcaron todo el camino.



Sahuayo no durmió y estuvo en vigilia toda la noche a la espera de la canonización del mártir cristero. Una jornada de oración y una Misa celebrada en cada una de las parroquias de su pueblo natal fueron la antesala a la gran celebración en Roma, que siguieron en vivo en distintos puntos de la ciudad.


El domingo 16 de octubre, día de la canonización, se celebraron numerosas Misas en Sahuayo y todo México. El joven cristero, que era abanderado y buen jinete, fue apresado porque decidió entregar su caballo a un líder cristero para que huyese. Lo homenajearon ahora sus paisanos con una cabalgata que contó con 400 caballos y culminó con la Santa Eucaristía en la iglesia San José Sánchez del Río  (www.templodesanjosesanchezdelrio.org).



La celebración en Sahuayo concluyó con un recorrido de la antorcha “José Sánchez del Río”, que se inició en la explanada del templo, pasando por las parroquias y calles de la ciudad, y culminó en la Parroquia de Santiago Apóstol.


“El ambiente en Sahuayo fue muy festivo. Desde que nos enteramos que el Papa Francisco decretó el milagro para su canonización sentimos mucha alegría y felicidad, y comenzamos los preparativos para celebrarlo”, dijo José Francisco Amezcua, responsable de la pastoral juvenil de la iglesia de San José Sánchez del Río. “Todo Sahuayo se vistió de fiesta, de colores blanco y amarillo, simbolizando los colores del Vaticano, y rojo que es el color del martirio”, agregó.


  Una cabalgada homenajeó a San José Sánchez del Río, que era buen jinete y abanderado cristero; suele celebrarse una cada mes de feberero, aniversario de su martirio

Como organizadores de la celebración de la canonización en Sahuayo, “todos nos dimos la tarea de conocer más de fondo a Joselito y descubrir en él una vida del Evangelio. Nos preparamos con diferentes actividades, como semanas de evangelización y de preparación para personas que apoyaban en los eventos”.

San José Sánchez del Río “es un modelo de fe, de entrega a Cristo y a la Iglesia. Destaco su amor, su fortaleza y su valentía, al defender los principios cristianos que le inculcaron sus padres. Eso lo he tomado como ejemplo para querer mucho a mi familia y a dar todo por la Iglesia”, señaló Amezcua.

“Es un orgullo que un paisano tuyo llegue a los altares”, continuó José Francisco, “nos lleva a un compromiso de que esto no quede en un mero festejo, sino que nos lleve a ser mejores cristianos, más católicos, apoyar al prójimo, a ser fuertes y a ser defensores de nuestros valores y principios que últimamente han sido atacados”.

(La película Cristiada, que ha popularizado al niño mártir, se puede conseguir legalmente aquí; ReL recomienda también el libro El Niño Testigo de Cristo Rey, escrito por un sacerdote que conoció a los asesinos, aquí)