Este miércoles han aparecido cuatro cadáveres de jóvenes, embolsados, en una huerta de limoneros del municipio de Apatzingán, México. Los cuatro cadáveres en bolsas aparecieron por la mañana: estaban semidesnudos, mostraban signos de haber sido torturados y de fallecer a causa de disparos. La huerta está en la comunidad de San Juan de Los Plátanos, perteneciente al municipio de Apatzingán, colindante con Buenavista Tomatlán.
Hipólito Mora, fundador de los grupos de autodefensa de Michoacán, ha confirmado que los cuatro jóvenes pertenecían al movimiento juvenil evangelizador Arco Iris, un fruto evangelizador dirigido a jóvenes, nacido de Cursillos de Cristiandad. (Aquí, el FaceBook de Arco Iris en Apatzingán).
Se trata de los jóvenes Willibaldo Hernández, Jesús Ayala Aguilar “El Chuy Lebi”, Adán Valencia y Jesús López Urbina “La Perla López”.
Hipólito Mora dejó en claro que las víctimas “eran gente de bien, gente trabajadora”. Identificó a uno de ellos como un ex autodefensa que perdió a su padre el 16 de agosto del 2014 en el ataque que sufrió La Ruana a manos del grupo criminal Los H-3.
Mora señala directamente al cártel H-3, que encabeza "El americano", como responsable del múltiple crimen.
“No tienes idea, estos muchachos trabajaban con sus papás, con sus familias; uno de los muertos, El Chuy, apenas acababa de darse de baja del movimiento para seguir en Arcoíris. Él perdió a su padre cuando Los H-3 nos atacaron el 16 de diciembre”, dijo.
Su desaparición fue denunciada ya el pasado sábado por la noche por el sacerdote José Luis Segura Barragán, a través de su cuenta personal de Facebook. Aseguró que fueron vistos por última vez a las 22:30 horas del sábado frente al templo parroquial de La Ruana.
Al conocerse el trágico desenlace, el sacerdote, de la diócesis de Apatzingán, ha publicado dos reflexiones en su cuenta de Facebook.
"Creo que ha llegado el tiempo de que tomemos en serio al crimen organizado y al gobierno, inútil o cómplice, o a ambas realidades. No podemos soportar más los asesinatos, ejecuciones, "levantones", secuestros, extorsiones y demás eventos crueles y destructivos que los criminales cometen en contra de la sociedad y de la Iglesia Católica. La Iglesia, madre de los creyentes, representada por sus ministros inmediatos al pueblo que sufre, le toca alzar la voz para defender a sus hijos que soportan las violencias del crimen organizado. ¡Qué madre no defiende a sus hijos, hasta sacrificando la propia vida!", escribe en su cuenta de Facebook.
"A las autoridades, legítimamente constituidas, se les puede exigir que cumplan con su deber de dar seguridad a las vidas, bienes e instituciones que regulan la convivencia pacìfica de la comunidad. Y a la comunidad misma le toca sentirse una, no dividida, no escindida en dos o màs partes irreconciliables y enemigas. A la comunidad le toca vencer sus odios, rencores, miedos, enconos y malos recuerdos. ¡Que el sacrificio de los muchachos del Arcoìris no quede en la nada y el vacío, que sea fuente de perdón y reconciliación de las familias y de todos los ruanecos!", añade.
Más adelante, y en una línea de reflexión espiritual, el sacerdote añade:
"Pensar, siempre pensar, en lo que sufrieron los muertos en su calvario nocturno; repensar y repensar en la maldad de los asesinos en turno.
Preguntarse lo que fue y no se puede saber, conjeturar lo sucedido desde la curva del miedo y la encrucijada del odio.
Imaginar que fue repentino el suceso misterioso en que la vida se esfuma y se cumple el destino.
Rechazar tenazmente la certeza sabida y el desenlace fatal.
Imaginar otro encuentro con los que ya no están con nosotros y recordar sus sonrisas, sus voces y el latir de sus pechos.
Encomendar al Creador a quienes fueron privados del aire, el agua, la tierra, la familia y el encuentro con Cristo en esta tierra matrera.
Saber que ya están con el Amigo Jesús, comentando su martirio.
Allá donde Dios habita, habitarán mis amigos, los de la cruz bendecida y el arcoíris benigno.
Allá donde no se llora, ni se gime, ni se implora; allá donde Dios mora entre sus fieles benditos.
Allá donde nos esperan los amigos del Amigo."