Uruguay es un país en el que en el calendario de festivos han eliminado las fiestas religiosas pues no reconoce la Navidad o la Semana Santa, a la que denominan con otros nombres para ocultar su sentido religioso. Tras un siglo de secularización las consecuencias son palpables y menos de la mitad de los uruguayos se definen católicos. El cardenal de Montevideo, Daniel Sturla, cuenta a Aciprensa la situación del país:
Uruguay ha soportado “una secularización muy fuerte que lleva 100 años o más de 100 años y que tocó las fibras del pueblo”, asegura el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla. Sin embargo, la Iglesia no está a dispuesta a rendirse en la evangelización y en proclamar la fe “públicamente”.
El secularismo en Uruguay, lamentó el Cardenal Sturla, en declaraciones a ACI Prensa, “ha tocado la cultura” del país.
“Tanto que tocó uno de los elementos esenciales de una cultura como es el calendario”, señaló, pues Uruguay “no conoce oficialmente día de Navidad, Semana Santa, Día de Reyes o Día de la Inmaculada, sino que la Semana Santa se llama ‘la semana del turismo’, la Navidad ‘día de la familia’, Inmaculada fue el ‘día de las playas’, ahora tampoco es feriado”.
En el país sudamericano, explicó el Cardenal, poco más del 45% se considera católico, mientras que sobre el 13% son cristianos de diversas denominaciones. Otro grupo importante es de ateos y agnósticos y el de quienes dicen creer en Dios pero no tienen vínculo con alguna iglesia. “El principal desafío”, señaló el Arzobispo de Montevideo, es “la Nueva Evangelización”.
“El Uruguay es un país que necesita muchísimo de ser nuevamente evangelizado”, dijo, y por eso la Arquidiócesis de Montevideo –ciudad que reúne a cerca de la mitad de los 3 millones de habitantes de Uruguay– este año han lanzado “cinco programas evangelizadores que quieren responder a esos desafíos”.
“Un programa tiene que ver con la Comunicación Social, el programa de renovar todo el departamento de Comunicación Social de la Arquidiócesis” dijo, mientras que “otro programa se llama Primer Anuncio, estamos formando gente para hacer en las parroquias que así lo soliciten equipos de primer anuncio para ir a las casas, para recibir a la gente, para crear ámbitos en las parroquias donde hay gente que está alejada de la fe, pueda encontrarse”.
Otro de sus programas es el Ministerio de Música, pues “nos parece muy importante que la liturgia sea una liturgia bella, que la gente llegue a la iglesia y encuentre el atractivo de la liturgia bien celebrada, con una música adecuada”.
“Un cuarto programa es la Formación de los Agentes Pastorales, el IAF, Instituto Arquidiocesano de Formación”, señaló, y anotó que el “quinto programa se llama Puertas Abiertas, que es tratar de que todos los templos de la ciudad, de modo especial templos parroquiales, estén abiertos al menos 4 horas cada día”.
Esto último, explicó, “porque debido a la inseguridad que en Montevideo ha ido creciendo, las puestas de los templos suelen estar cerradas”.
Un reciente caso del laicismo imperante fue la controversia suscitada a inicios de 2016 porque un grupo de laicos deseaba erigir una imagen de la Virgen de los 33, patrona de Uruguay, frente a la bahía conocida como La Rambla.
El pedido, respaldado por los obispos uruguayos, enfrentó diversas críticas mediáticas y políticas. “El tema es la Iglesia Católica”, protestó en esa ocasión el Cardenal Sturla en declaraciones a El País TV, y criticó la “mentalidad laicista retrógrada de hace cien años”.
Sin embargo, el Cardenal ve con optimismo el futuro. “Ha surgido una pastoral juvenil muy fuerte en algunas parroquias y movimientos, donde los jóvenes han redescubierto elementos clásicos de la vida cristiana”.
“Por ejemplo, el rezo del Rosario. Por ejemplo, la adoración Eucarística. Y saben unir muy bien, tanto el rezo del Rosario y la adoración Eucarística con el servicio a los más pobres”.
El Arzobispo de Montevideo señaló que muchos de estos grupos juveniles “rezan el Rosario, hacen adoración, hacen una olla popular y salen de noche a dar de comer a la gente en situación de calle”. “Podemos decir que hay un grupo juvenil en el Uruguay hoy muy fuerte, muy renovador, con mucha fuerza”, indicó.
“El desafío”, dijo, “es cómo llegar a más y más jóvenes convencidos de que el anuncio de Cristo es la felicidad de la vida, es la salvación a los jóvenes, para todos”.