La periodista española Salud Hernández-Mora ha agradecido el papel mediador de la Iglesia para liberarla a ella y a otros dos periodistas que estuvieron unos días retenidos en la selva por milicianos del Ejército de Liberación Nacional en Colombia.
Una vez liberada, desde la zona del Catatumbo, cerca de la frontera con Venezuela, la periodista española, después de seis días presa, dijo: “Muchísimas gracias a la Iglesia Católica que es la responsable de todo esto, de la manera más discreta (…) Gracias a toda la gente que rezó por mí. Gracias a Defensoría del Pueblo de Ocaña”.
A través de Twitter añadió: "Mi eterna gratitud a los curas del Catatumbo, a las monjas que hacen una labor social impagable, a la Defensoría del pueblo de Ocaña..."
El pasado 28 de mayo el obispo de la diócesis de Ocaña, Gabriel Ángel Villa Vahos, confirmó la liberación de la periodista que se encontraba secuestrada desde el sábado 21. “Esta tarde se dio la entrega entre San Calixto y Teorama, el Padre Ramón Torrado y el Padre Humberto Martínez y la Defensoría del Pueblo la recibieron… Está bien, pero está cansada", confirmó el obispo en Caracol Radio.
Horas después el ELN liberaría también a los periodistas colombianos Diego D'Pablos y Carlos Melo, del canal de televisión Noticias RCN, secuestrados precisamente cuando acudieron al Catatumbo para cubrir informativamente el secuestro de la reportera. D’Pablos asegura que los 4 días de secuestro fueron duros: "hicieron un recorrido bastante largo", "es algo que nunca habíamos vivido, caminamos mucho, nos esforzamos mucho también".
La prensa colombiana ha destacado el papel del obispo Ángel Villa Vahos, de Ocaña, y también el del obispo Ómar Alberto Sánchez Cubillos, de Tubú. Ambos obispos se habrían adentrado físicamente en la región del Catatumbo buscando al grupo concreto que tenía a los periodistas retenidos, según algunas fuentes.
Ángel Villa Vahos, antioqueño, estudió en el seminario de Santa Rosa de Osos y se licenció en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Sólo lleva un par de años como obispo de Ocaña (desde el 15 de mayo de 2014). En la misa del pasado domingo, Villa afirmó que los secuestros en el país son un retroceso a la guerra y un obstáculo para el proceso de paz. “Tristemente ésto desmotiva y desconsuela porque nos hace perder confianza y credibilidad en el contexto nacional. Es una región que ha sufrido mucho, todos esos signos lo que hacen es alejar a las personas que piensan invertir en esta región. Esto en nada contribuye y estamos rogando para que esta práctica se acabe”, predicó, según recogió el diario La Opinión.
Ómar Alberto Sánchez Cubillos, de 53 años, fue nombrado por Benedicto XVI como obispo de Tibú en 2011. Obtuvo el título en filosofía y ciencias religiosas de la Universidad Santo Tomás (Bogotá) y se especializó en dogmática en la Pontificia Universidad Santo Tomás, de Roma.
Señala los bienes potenciales y los males actuales de su región. “Si uno mira el Catatumbo tiene un paisaje y un universo de riqueza muy grande que cualquier territorio en paz lo desearía. Tiene petróleo, carbón, una abundante potencialidad en temas hídricos que lo estamos agotando. Tiene un bosque natural, selva y paisajes bellísimos, unas buenas sabanas y una capacidad de productividad enorme, pero en medio de ese contraste uno se encuentra con que no hay desarrollo, no hay evolución”, reconoce monseñor.
FARC, ELN, EPL, paramilitares y ahora las bandas criminales, controlan el teritorio. “En el Catatumbo se ha aprendido a convivir con los grupos armados. Este es un territorio controlado y quien tiene el control regula las relaciones entre las personas, los comportamientos. La gente se ha adaptado a eso, porque ama el pedazo de tierra en el que está, así no sea propia; porque quiere que a su familia no la toquen; porque ha sido testigo de tantas cosas que no le interesa rozarse con ninguno de ellos”, es la lectura que hace monseñor Sánchez.
Incluso si se llegara a unos acuerdos firmes de paz, el obispo cree que se tardaría al menos 15 años en empezar a beneficiarse de esta paz con planes y proyectos eficaces. “Si el Gobierno implementa una política que active, realmente, el mundo agrario, los grupos armados no tendrían opción. La coca se acaba con plata y no con discurso”, afirma en una entrevista en La Opinión.