El mundo de la empresa y la Iglesia se comprometen a colaborar para potenciar una cultura de la paz en Hispanoamérica, como se ha constatado en el encuentro celebrado en Monterrey (México) del 5 al 7 de mayo convocado por Uniapac Latinomericana (www.uniapacla.org), la Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresas.
La cita congregó a 22 obispos y un centenar de emptresarios de 15 países latinoamericanos. En el acto de clausura Sergio Cavalieri, presidente de Uniapac Latinomericana, aseguró que “la acogida de los obispos nos es indispensable para aumentar nuestro compromiso”.
Por la parte de los prelados habló el arzobispo anfitrión, Rogelio Cabrera, que pidió a los empresario ir “adelante, en medio y atrás” en una analogía de lo que el Papa Francisco pidió a los obispos, pues como destacó el prelado “el empresario debe primerear y aportar creatividad, debe acompañar, fortalecer y estar cerca de los otros empresarios, y debe ir al final trabajando con humildad, perseverancia, paciencia y nunca claudicar”.
Por su parte Lázaro Tamez, presidente nacional de USEM, la rama mexicana de Uniapac (www.usem.org), recogió el sentir de muchos participantes que señalaban que "el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”, indicó. “El Papa Francisco nos ha llamado a trabajar por una economía inclusiva y luchar contra la globalización de la indiferencia”, alentó a los asistentes.
Fruto de este encuentro se ha proclamado un texto de compromisos llamado la Declaración de Monterrey (léala aquí) recogiendo la voluntad de Uniapac, CELAM (las conferencia episcopal de América Latina), obispos y empresarios para “encontrar caminos posibles para la paz”.
En México, y también en otros países, ha aumentado la violencia de grupos criminales e incluso la mera violencia callejera. “En la región se ha producido en las últimas décadas, un incremento de violencia e inseguridad como resultado de múltiples causas, algunas difusas, en muchos casos interconectadas, generando efectos muy complejos sobre el desarrollo regional y global”, señala el texto.
“Como cristianos no podemos quedar indiferentes ya que la paz es un don de Dios, uno de los bienes más preciados de la humanidad, pero también es obra de los hombres”, indica la declaración. En este sentido, la Uniapac se compromete a “llevar la Enseñanza Social de la Iglesia a la empresa para que el objetivo de desarrollo económico y la creación de riqueza en los negocios se mantenga en equilibrio, con un desarrollo humano integral y sostenible”.
Por su parte, el CELAM, entre otros apuesta por “acompañar pastoralmente a los dirigentes de empresa en su discernimiento ético que les permita orientar a sus empresas a la búsqueda del bien común para que se transformen en verdaderos constructores de la paz”.
Por último, obispos, empresarios y sacerdotes, hablan de “trabajar conjuntamente para desarrollar planes de acción concretos en cada diócesis, tendientes a la construcción de la paz en América Latina y el Caribe.
Tras el encuentro, USEM celebró su asamblea en la que designó a su nueva Mesa Directiva. Esta será presidida por Manuel Fitzmaurice quien ha colaborado desde la USEM Chichuahua y es consejero de la Federación del Empresario Chihuahuense. Fitzmaurice sustituye a Lázaro Tamez al frente de la organización empresarial mexicana.