Él estaba allí en el accidente de carretera del 28 de septiembre de 2000 que llevaría a la beatificación de José Gabriel Brochero. Una camioneta sin luces se cruzó de carril y embistió al vehículo de Osvaldo Flores y su familia. El pequeño Nicolás, de 11 meses, quedó muy grave. El padre rezó al Cura Brochero, y llegó el bombero, con sus compañeros. Miguel fue el primero en atenderlos.
Llevaron al niño al hospital, los médicos decían que quedaría en mera "vida vegetativa", pero Osvaldo y su familia mantuvieron la fe y rezaron. “El diagnóstico de vida vegetativa nos entró por un oído y nos salió por el otro. Nosotros sabíamos que Nicolás se iba a recuperar”, ha explicado Sandra Violino, la mamá. Y así fue: el niño hoy está perfectamente, tiene 14 años y acudirá a Roma a la canonización.
Nicolás, con sus padres Osvaldo y Sandrá; al fondo, la imagen del Cura Brochero
Esta curación, más que atestiguada y documentada con todo el arsenal de observación médica del siglo XXI, fue el milagro que permitió beatificar al sacerdote argentino en 2013.
“Como bomberos nos preparamos para esto, me tocó a mí, como le podría haber tocado a otro. A modo personal, se siente una satisfacción muy grande, sobre todo porque me enteré 5 años después que Nico estaba bien, cuando la madre llamó al cuartel y contó lo sucedido”, comenta el bombero en ResumenDeLaRegion.com .
Miguel Peláez dice que la historia continúa por un suceso de principios de abril de 2016, cuando volvía de viaje y se encontró con un accidente en la Autopista Córdoba-Carlos Paz. Esta vez uno de los heridos era una persona recién transplantada que viajaba hasta Traslasierra, el santuario del "cura gaucho", para agradecer a Brochero la cirugía junto al donante, su hermana. Mientras el auto daba tumbos, la mujer pedía a Brochero que los salvara. Y allí llegó, el primero, Miguel Peláez.