Este sábado por la mañana fue beatificado en Riobamba (Ecuador) el sacerdote jesuita Emilio Moscoso Cárdenas, que murió mártir en 1897, asesinado por soldados por soldados de la Revolución Liberal, liderada por Eloy Alfaro, de carácter masónico y anticlerical.
Estaban movidos por el odio a la fe: previamente destrozaron el altar y el retablo de su capilla del colegio de San Felipe Neri con hachazos y disparos y profanaron la Eucaristía. Su oficial al mando dio la orden de disparar contra los frailes. En un artículo de prensa, el arzobispo emérito de Portoviejo, José Mario Ruiz Navas, señala que el ataque (en la capilla del colegio religioso) se enmarcó en el intento de cerrar las escuelas católicas del país.
El Estadio Olímpico de Riobamba se llenó este sábado con fieles de todo el país. Moscoso era natural de Cuenca (Ecuador) y su vida religiosa y académica la realizó entre Quito, Guayaquil y Riobamba.
La eucaristía estuvo presidida por el cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Causa de los Santos. La ceremonia se inició con la recepción de las reliquias del mártir y la ostensión de un retrato gigante del nuevo beato.
Julio Parrilla, obispo de Riobamba, y el postulador de la causa, el padre Pascual Cebollada, fueron quienes se acercaron al altar para pedir a la Iglesia la beatificación, conforme al ritual. A leerse la carta apostólica que declara beato al padre Moscoso resonaron los aplausos y efectos pirotécnicos lanzados al cielo nublado.
El cardenal Becciu recuerda el grito: "Mueran los frailes y muera Cristo"
El cardenal Becciu también habló del contexto de 1897: "El cierre de los seminarios menores, las restricciones a la enseñanza, el control de las parroquias, la expropiación de los conventos, la detención de los religiosos e incluso la abolición del Concordato con la Santa Sede". Todo esto, no es de extrañar que condujera al saqueo de la residencia de los jesuitas con el grito "Mueran los frailes, muera Cristo", recogió su homilía.
Recordó que Moscoso era un hombre “tímido y pacífico sí, pero también coherente y responsable, hasta el final”, un hombre valiente que pudiendo haber huido se quedó para ser “admirable ejemplo de humildad y obediencia" para sus alumnos.
Becciu resumió así la “receta particular” del nuevo beato para crecer en santidad:
- docilidad a la voluntad de Dios;
- apego a la Palabra como guía de nuestras acciones;
- elección de María como modelo de vida;
- devoción a la Eucaristía como lugar privilegiado para saborear la presencia del Señor en medio de su pueblo
El vicepresidente Sonnenholzner en la ceremonia
El vicepresidente de la República, Otto Sonnenholzner, acudió a la ceremonia. Declaró a la prensa que el jesuita “fue víctima de los radicalismos”. Un mes después de los violentes incidentes en el país, y con varios países hispanos desestabilizados por protestas violentas, Sonnenholzner comentó que “lo radical es enemigo de lo racional, que esto [la beatificación de Moscoso] sirva de ejemplo para que podamos vivir en paz, sin violencia”.
Ecuador tiene a otros 4 religiosos en los altares:
- santa Mariana de Jesús (canonizada en 1950),
- santa Narcisa de Jesús Martillo Morán (canonizada en 2008)
- el santo Hermano Miguel (canonizado en 1984)
- la beata Mercedes de Jesús Molina (beatificada en 1985)
El contexto, persecución contra las escuelas católicas
El arzobispo emérito de Portoviejo, José Mario Ruiz Navas, ha publicado en el diario El Universo (donde es columnista habitual) un artículo explicando que el asesinato de Moscoso se enmarcaba en la lucha de “la ideología liberal masónica” contra la religión y, especialmente, contra la escuela católica.
Recogemos su relato de los hechos:
» El colegio San Felipe era el único que mantenía sus puertas abiertas de manera regular. Otras congregaciones religiosas fueron obligadas a suspender su apostolado educativo. El obispo de Riobamba, Arsenio Andrade, el deán de la Catedral y otros sacerdotes fueron arrestados la noche del 27 de abril y recluidos durante tres días. En dichas circunstancias, la comunidad jesuita padeció un cruento acoso: el domingo 2 de mayo el comandante Juan José Franco y el capitán Eliseo Santos detuvieron en casa a los jesuitas presentes. El padre Emilio y un hermano coadjutor estaban fuera.
» En la madrugada del martes 4, liberales y conservadores se enfrentaron en violento combate en calles y plazas. Los conservadores buscaron refugio en el colegio San Felipe. Las tropas liberales atacaron el edificio durante una hora, hasta doblegar la resistencia de los conservadores. Integrantes del grupo liberal victorioso profanaron el templo y saquearon la casa. Rompieron las puertas de la capilla, destrozaron el sagrario, despedazaron imágenes y vestimentas. Cometieron una horrenda profanación: arrojaron las hostias consagradas, destruyeron cálices y otros objetos de culto.
» Algunos soldados ignorantes hurgaron en toda la casa, en busca de los jesuitas. Hallaron al padre Emilio en su habitación, rezando el rosario. Lo asesinaron a sangre fría con tres disparos: uno en la frente, otro en el hombro derecho y el tercero en una pierna. Para mofarse, colocaron un rifle en su brazo izquierdo y un cinturón con cartuchos en su pecho, para simular su participación en la refriega. Ataron su cadáver con el ronzal de un caballo y lo arrastraron hasta la calle. El pueblo introdujo el cuerpo en el templo profanado.
» Habiendo, como hay, íntima relación de su muerte con la profanación de la eucaristía, el padre Emilio Moscoso es mártir de la eucaristía. La Iglesia católica reconoció oficialmente que su asesinato fue no solo anticlericalismo, sino odio a la fe.
En el lugar de los hechos este cuadro recuerda la profanación del tabernáculo
Reportaje breve en Ecuavisa de hace unos meses resumiendo los hechos y la vida y muerte del ahora beato Emilio Moscoso