Ya en Bolivia, mientras recorría las calles de La Paz con dirección al Palacio de Gobierno para un encuentro privado con el presidente de Evo Morales, el Papa Francisco se detuvo en la entrada del barrio de Achachicala frente a una cruz erigida en honor al P. Luis Espinal, un sacerdote jesuita español asesinado durante la dictadura en Bolivia en 1980.
“Me detuve aquí para saludarlos y sobre todo para recordar a un hermano, a un hermano nuestro víctima de intereses que no querían que se luchara por la libertad de Bolivia. El P.Espinal predicó el evangelio y ese evangelio molestó y por eso lo eliminaron”, manifestó el Santo Padre.
El P. Espinal vino desde Barcelona a Bolivia a inicios de los años 70 como misionero. Dedicó su labor pastoral a realizar trabajos cinematográficos y radiales para denunciar las injusticias y abusos de la dictadura militar. Asimismo, participó en las huelgas anti dictatoriales de los movimientos mineros y de los trabajadores.
El 21 de marzo de 1980 fue secuestrado, torturado y asesinado con 12 tiros por los paramilitares. Este homicidio fue ordenado por el entonces dictador boliviano Luis García Meza Tejada.
El Santo Padre pidió hacer un minuto de silencio por el P.Espinal. Después rezó el Padre Nuestro junto a los fieles y dio la bendición al religioso asesinado:
“El Señor tenga en su gloria al padre Luis Espinal que predicó el evangelio, ese evangelio que nos trae la libertad, que nos hace libres como todo hijo de Dios. Jesús nos trajo esa libertad. Él predicó ese Evangelio. Que Jesús lo tenga junto a él”.
El Papa concluyó pidiendo a todos los fieles que “por favor, por favor, les pido que no se olviden de rezar por mí”.