Antonio Arregui, arzobispo de Guayaquil, reflexiona sobre los aspectos políticos de la visita del papa Francisco a Quito y Guayaquil, en julio próximo. Esta incluye misas campales y encuentros con sectores sociales, de la educación y sacerdotales.
-El Vaticano es un estado soberano e independiente, pero simbólico. Representa la independencia de la Iglesia de cualquier poder político... Lo que destaca en la dimensión del papa como jefe de Estado es la posibilidad de dialogar con otros y cumplir una parte de la misión de la Iglesia, que es sembrar paz. Su visita viene precedida por la invitación del presidente, quien lo recibirá en el aeropuerto (el día 5). Y él le devuelve la cortesía en Carondelet (el día 6).
»Ahora, ese jefe del Estado Vaticano, es a la vez el jefe de la Iglesia de millones de personas y que sigue siendo la confesión mayoritaria del Ecuador. Viene a cumplir una tarea pastoral: confirmar la fe a los creyentes, darles una palabra de aliento, llamarles la atención sobre algún desafío... Es un gran embajador del Evangelio y lo anuncia tomando en cuenta las circunstancias de las personas a las que se dirige...
-Es asombroso el conocimiento que tiene el Santo Padre del Ecuador. Es algo que llama atención cuando se conversa con él. Pregunta por detalles de la vida del país, personas y acontecimientos, que denotan un ‘disco duro’ bien alimentado...
-La celebración en Guayaquil tendrá por centro la familia y, la de Quito, la evangelización. En los encuentros, hablará de educación, vida consagrada. Lo que diga en la reunión con los sectores sociales es más difícil de precisar por su variedad.
-El Santo Padre ha tomado a la familia como uno de los desafíos de la Iglesia en el momento actual, por ser la célula de la sociedad...
- A los católicos que entran en la vida pública se les exige que se despojen de sus convicciones, cuando la Constitución protege la libertad de profesar una religión en privado y en público... El presidente Rafael Correa dio un discurso sobre ideología de género que ha tenido repercusión mundial porque es una toma de posición clara sobre el respeto que merece el amor humano y, en ese contexto, se puede apreciar que hay mucho sectarismo y mucha presión por intereses inconfesables.
-La idea es que se trate de un encuentro de índole nacional, que haya gente de todas las provincias; se trata de tocar todas las teclas de la sociedad, desde quienes hacen labor social o fomentan economías alternativas, hasta el sector de la comunicación, el deporte, la empresa, el sindical, las etnias...
-Todos los católicos tienen la libertad a escribir cartas al papa, que ordinariamente sí son contestadas. Incluso para quejarse de algunas cosas de la vida de la Iglesia.
-El Gobierno está empeñado en apoyar al Santo Padre en esta visita pues considera que hará bien al país. Si todo sale bien, podría anotarse un “poroto”. El manipular su presencia para sacar una ventajita política es algo que la gente se daría cuenta y no le gustaría.
-Que Dios los oiga.