Alberto Suárez Inda es el titular de la archidiócesis de Morelia, la más grande del convulso estado mexicano de Michoacán, marcado históricamente por la inseguridad, el crimen organizado y la lucha entre cárteles.

Su nombramiento como cardenal se produce tras el segundo consistorio presidido por el papa Francisco, en el que han sido designados veinte nuevos cardenales, quince electores y cinco no electores.

Todos ellos representantes de la Iglesia de Jorge Bergoglio, descentralizada y decidida a prestar servicio en sus áreas periféricas, tanto geográficas como existenciales.

Suárez Inda nació el 30 de enero de 1939 en el municipio de Celaya, en el estado de Guanajuato.

Cursó estudios eclesiásticos en el seminario de Morelia y más tarde dejó México para trasladarse a la capital italiana, donde se licenció en Filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma.

Su ordenación sacerdotal se produjo el 8 de agosto de 1964 y pasó a formar parte del clero de su Celaya natal tras la constitución de esa diócesis en 1973.

Fue ordenado obispo a los 46 años, el 5 de noviembre de 1985, y tomó posesión de la diócesis de Tacámbaro, en Michoacán.

Permaneció en ese municipio, de cerca de 70.000 habitantes, hasta que en enero de 1995 el papa y hoy santo Juan Pablo II le nombró arzobispo metropolitano de Morelia, capital también del estado mexicano de Morelos.

Una región marcada históricamente por la inseguridad y por el crimen organizado, en concreto por cárteles como Los Caballeros Templarios o La Familia, ante los que los vecinos han llegado incluso a levantarse en armas para tratar de evitar sus abusos constituyéndose en la autoproclamada “policía comunitaria”.

Ante esta situación, Suárez Inda fue uno de los nueve prelados que firmaron el “Mensaje al pueblo de Dios en nuestras diócesis Michoacán”, en el que mostraron su preocupación por los altos niveles de delincuencia en una región en la que el crimen organizado parece enquistado.

En esta carta abierta, publicada en la página de internet de la diócesis, los signatarios se dicen dolidos “por la sangre que se ha derramado, la angustia de las víctimas de los secuestros, los asaltos y las extorsiones; las pérdidas de quienes han caído en las confrontaciones entre las bandas”.

“¡No es posible seguir viviendo así! Los Obispos de esta Provincia Eclesiástica, que comprende las Diócesis de Morelia, Zamora, Tacámbaro, Apatzingán y Ciudad Lázaro Cárdenas, asumimos las responsabilidades que nos tocan como Pastores de la grey que el Señor nos ha confiado”, reivindicaron.

Y animaron: “Pedimos a nuestros sacerdotes, sigan haciéndose solidarios con los fieles y hagan cuanto esté a su alcance, privilegiando como es natural la asistencia espiritual, el acompañamiento a las familias y esforzándose por realizar acciones concretas a favor de la paz y de la reconciliación”.

Suárez Inda ha manifestado en múltiples ocasiones su intención de retirarse, de “descansar”, y por esa razón, como es preceptivo de acuerdo al Código de Derecho Canónico, presentó su renuncia al papa al cumplir los 75 años.

Sin embargo poco o nada le ha importado su petición al pontífice ya que este, no solo no le ha concedido la salida, sino que le ha nombrado “príncipe de la Iglesia”, convirtiéndose en el primer cardenal en guiar la demarcación episcopal de Morelia.

El nuevo purpurado recordó en declaraciones a los medios locales cómo el papa argentino le instó a continuar con su misión episcopal.

“El día que yo saludé al Santo Padre fue el 20 de mayo pasado en Roma y fue cuando él, sin que yo me lo esperara, me dijo: ‘he escuchado que usted ya se nos quiere escapar y yo le pido que aguante’ y no tuve más que responder”, confesó.

Acaba de cumplir los 76 años y se incorpora al actual Colegio Cardenalicio como el quinto mexicano, dos no electores por superar los 80 años y tres electores entre los que se incluye.