Después de haber celebrado la Misa junto a un grupo de fieles, el sacerdote Sergio Villalobos fue atacado por un sujeto que intentó apuñalarlo y que durante la agresión repitió en más de una ocasión la palabra “ISIS” en supuesta alusión al Estado Islámico, según informó el diario El Mercurio de Chile.
El hecho ocurrió el martes 16 de diciembre en la sacristía de la Parroquia San Buenaventura ubicada en la ciudad de Angol, Región de la Araucanía, al sur de Chile. Según información de Carabineros de Chile, alrededor de las 20 horas un joven entró a la sacristía en donde se encontraba el sacerdote.
"Se me metió a la sacristía, habiéndome sacado ya los ornamentos, y cuando le fui a decir que se retirara sacó el arma blanca con la que me atacó. Me hice a un lado y fue ahí cuando me lanzó un corte. Yo andaba con un paño grueso y alcancé a tirárselo", dijo el P. Villalobos al diario chileno.
El sacerdote de 54 años que sufrió heridas en su rostro y en una de sus manos, fue trasladado de inmediato al hospital de la ciudad.
El presbítero incluso logró esquivar un corte en su garganta, principal objetivo del agresor, que no dejaba de gritar “¡ISIS, ISIS!”
Según El Mercurio, “tras no lograr su cometido de matar al sacerdote, el agresor huyó de la iglesia ante la estupefacta mirada de los feligreses que aterrados no se atrevieron a detenerlo”.
Al día siguiente el sujeto fue detenido y acusado por delito de homicidio frustrado. Se trata de Luis Andrés Quezada Carrasco de 34 años que ya tenía antecedentes delictuales y que quedó en prisión preventiva por los meses que dure la investigación, en donde se le realizarán exámenes para determinar su estado mental.
“Como Iglesia acompañamos espiritualmente al padre, rezando para que tenga tranquilidad espiritual y psicológica. Y rezamos porque la persona que lo atacó se arrepienta y pueda convertir su corazón” dijo el sacerdote Patricio Trujillo, Párroco de la zona, al diario local El Austral de la Araucanía.
Trujillo señaló que la Iglesia “siempre ha defendido lo sagrado, sobre todo el don de la vida. Y en ese sentido, sea a un hermano sacerdote como a cualquier otra persona, somos custodios de la vida y rechazamos cualquier tipo de agresión”