Se trata del padre Luis Escobar, párroco de la Parroquia Santísima Trinidad de Rancagua, gestor de proyectos educativos, capellán de cárceles y columnista habitual del portal de evangelización Portaluz (www.portaluz.org). No es un novato en estas lides. «Manteniendo informado al obispo Goic o contando con su autorización» para realizar exorcismos, ha colaborado a la liberación-sanación de decenas de personas que padecían por alguna acción del demonio.
En entrevista exclusiva para Periódico Portaluz el sacerdote comparte su sentir sobre este nombramiento y toda la fuente de gracia y desafíos que este ministerio implica…
-Quien sana y libera es Cristo y la acción de la iglesia manifiesta esta misericordia salvífica de Dios que dona y restituye al hombre su dignidad de hijo de Dios. La encarnación, vida, pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo ha establecido para siempre la derrota del demonio y este ministerio que monseñor Alejandro Goic me ha confiado, está llamado a dar testimonio de ello.
»Pero también este nombramiento da cuenta de una situación que está afectando a muchas personas en el país. Me refiero a quienes hoy padecen junto a sus familias la acción extraordinaria del demonio en sus vidas y que en ausencia de sacerdotes formados y disponibles para este ministerio buscan solución a manos de inescrupulosos –chamanes, magos, tarotistas, adivinos, brujos y semejantes- que no sólo les expolian su dinero, sino que potencian el mal espiritual que les afecta.
-Si, demasiado, más allá de lo que cualquiera de nosotros (se refiere a sacerdotes relacionados con este ministerio) pudo haber esperado. Sucede que cuando la gente se aleja de la fe o en este caso cuando una sociedad se descristianiza no sólo aumenta la superstición como ha ocurrido en Chile, sino que se crean las condiciones para el mal.
»Hoy, aunque Dios le muestra al hombre grandes signos de su poder, de su misericordia, de su amor, nuestra sociedad sigue mirando para otro lado. Sólo después que han vivido tiempo vapuleados por la acción extraordinaria del demonio –ya sea como posesión, vejación, opresión, infestación- entienden que han de retornar al Señor. Pero Dios también se vale de este tipo de situaciones para que quienes no creen abran sus ojos, tengan fe y se esfuercen para no volver al pecado. El demonio existe y actúa, pero el triunfo es de Dios.
-Uno la falta de fe. Una sociedad seducida por la ideología de género entre otros factores, que rechaza los valores cristianos como la vida, el matrimonio, la familia, los hijos. Una educación cada vez más laica, relativista, donde se promueve una moral particular que alienta al hacer cada uno lo que quiere. El aumento del consumo de drogas que destruye la vida de los jóvenes. El aumento de la violencia en familias, las calles, en nuestras ciudades. Las desigualdades tremendas que genera un modelo económico que no mira el bien común, con sus falsos profetas que aparecen anunciando una mejoría sustancial en la vida de los ciudadanos cuando ellos mismos saben que no lo van a hacer ni lo pueden hacer desde una ideología que no valora aspectos esenciales como la vida.
-No tengo antecedente de otros. En otras diócesis hay sacerdotes que exorcizan ad casum [en casos específicos]. Vale decir que intervienen de acuerdo a la necesidad, caso a caso, pidiendo la autorización de su obispo, tal cual yo también lo estuve haciendo por algunos años.
-Lo primero es que tendré que re-ordenar mis actividades para poder atender a tanta gente que va llegando en busca de ayuda. Segundo, involucrar ojalá a más sacerdotes que puedan ayudar a tantas personas que requieren ayuda.
-Cerca de ocho o nueve años. Fue un proceso porque primero y aunque yo no era un carismático, llegaron a mi parroquia las misas de sanación. Los caminos de Dios, simplemente. Luego comenzaron a presentarse fenómenos y personas con padecimientos que yo no conocía y para los cuales la ciencia era obtusa al no reconocer sus límites, dejando a las personas sin solución o peor aún expuestas a los secuaces del demonio como espíritas, brujos y otros que ya he mencionado en esta entrevista. Eso me llevó a orar, pedir el auxilio de la Santísima Virgen María para comprender, investigar, leer, asistir a congresos fuera del país porque en Chile no había nada para poder tener mayor claridad de cómo actuar en estos casos. Y el obispo, bueno, siempre estuvo informado sobre la situación. Así partimos realizando oraciones de liberación (informando previamente al obispo) y luego el obispo autorizó a realizar exorcismos ad casum…
-Porque el Ritual (de exorcismo) para ser aplicado, en cada caso requiere tener la autorización del obispo si no se cuenta con este nombramiento que ahora se me ha confiado. El obispo después de observar el ejercicio, la práctica y la necesidad en la comunidad, decidió delegar en un sacerdote esta función que le corresponde a él. Así el nombramiento busca facilitar el servicio pastoral que por cierto exige realizar el discernimiento previo, entrevistas, diagnósticos, antes de aplicar el rito de un exorcismo solemne. En particular porque no es una actividad que el sacerdote ejerce como una cuestión independiente, sino para desplegar los medios a través de los que se manifiesta la misericordia, la gracia de Dios, que es la actividad propia de la iglesia.
»Esto implica también cuidar la obediencia y mantener siempre informado al obispo. El sacerdote que tiene este mandato de su obispo debe siempre ser obediente y tener también conciencia de sus propios pecados confesándose regularmente, porque el diablo no nos va a dejar tranquilos en ningún momento, yo puedo dar testimonio de eso.
El padre Luis Escobar da más datos (y publican sus horarios de misas de sanación) en una entrevista en el periódico local, El Rancagüino.
Lea también la entrevista al padre Salvador, exorcista de la diócesis de Cartagena-Murcia (España), que comenta el libro "Así se vence al demonio"