El arzobispo de Santa Fe (Argentina), Sergio Alfredo Fenoy, firmó el pasado 14 de febrero el edicto que abre la causa de beatificación de la hermana Cecilia María de la Santa Faz (1973-2016), en el siglo Cecilia María Sánchez Sorondo.
Su rostro se viralizó a su muerte, el 22 de junio de 2016, por su dulce sonrisa, que mantuvo en los labios a pesar de los dolores producidos por el cáncer que padecía, contribuyendo a difundir una fama de santidad que ya era conocida por sus familiares y hermanas de convento.
Nacida en Neuquén, la segunda de diez hermanos, era enfermera y virtuosa del violín. En 1996 ingresó en el Monasterio de Santa Teresa y San José de la ciudad de Santa Fe. Hizo sus primeros votos en 1997 y su profesión perpetua en 2003.
La hermana Cecilia María, al hacer sus votos.
Tenía 43 años cuando murió. Seis meses antes le habían diagnostica un cáncer de lengua que en poco tiempo hizo metástasis pulmonar. El tratamiento se realizó en Buenos Aires. El 21 de enero de 2016 le colocaron un botón de gastrostomía y ya no pudo volver a comer ni beber. El 19 de marzo regresó a Santa Fe, pero el agravamiento de su situación forzó un nuevo tratamiento en la capital argentina. Finalmente regresó a su convento para sus últimos días.
Desde que su enfermedad se agravó supo que su encuentro con el Señor estaba cerca y escribió en un papel su último deseo: “Estaba pensando cómo quería que fuera mi funeral. Primero un poco de fuerte oración, y después una gran fiesta para todos. ¡No se olviden de rezar, pero tampoco de celebrar!”
La hermana Cecilia hacía partícipes a todos de su carácter alegre y extravertido.
Según informaron las carmelitas descalzas tras su muerte, llevó su "dolorosa" situación "siempre con alegría y entrega a su Divino Esposo": "Creemos que voló directamente al Cielo", añadían, "pero igualmente les rogamos que no dejen de encomendarla en sus oraciones, que ella desde el Cielo se los pagará".
En su edicto, monseñor Fenoy recuerda que "el testimonio de amor y confianza en Jesucristo" de la hermana Cecilia, "aun en medio de las pruebas más duras, ha despertado en muchos corazones el deseo de un mayor compromiso en la vida cristiana". Constata además que "con el paso de los años", ha crecido "su fama de santidad y de signos", lo cual ha impulsado al postulador, el también carmelita Marco Chiesa, a solicitar la apertura del proceso.
El obispo convoca así a enviar a dicha causa todos los "elementos favorables o contrarios a la reputación de santidad" de la monja, ya sea documentales o testificales.
La hermana Cecilia María era muy querida en su comunidad.
“Nos quería mucho y tenía un don especial para llegar a los corazones", declaró al cumplirse un año de su muerte la que era su priora, la Madre María Magdalena de Jesús: "El amor que tenía para nosotras siempre fue exigente y fiel. Estaba preocupada por todas nuestras necesidades y fue muy atenta a los problemas de nuestras familias”. En su enfermedad, "al igual que en toda su vida, luchó para identificar lo que Dios le pedía”.