Frente a la terrible situación de violencia que se vive en Apatzigán, estado de Michoacán (México) y ante las diversas amenazas del crimen organizado contra el clero, el padre Gregorio López, de 46 años, se ha visto obligado a oficiar la Misa vistiendo un chaleco antibalas.
“Morir por una causa como es la libertad de mi pueblo, vale la pena”, señaló el sacerdote en una entrevista concedida a ElUniversal.com.mx. El sacerdote conoce e identifica cientos de historias, testimonios y confesiones de violencia en la zona así como la manera como opera el crimen organizado.
Según ha denunciado el padre López a El Universal, las fuerzas federales lograron evitar un atentado en su contra, cuando ingresaba al municipio de Apatzingán. El sacerdote detalló que el jefe de la inteligencia militar intervino una llamada en la que se hablaba de un plan para matarlo.
“Anoche fui a una boda. Regresé a las 22:00 horas, y me llamaron para decirme que habían captado una llamada de que me estaban esperando a la entrada de la ciudad”, declaró. Según le advirtieron, en la colonia Rubén Romero le esperaba una camioneta blanca con tres individuos armados.
El presbítero había pedido días antes a las autoridades que capturen a los líderes de las bandas y dijo que por ello felicitaría al presidente del país, Enrique Peña: "Le beso los pies el día que me tenga en la cárcel a Nazario Moreno, a Enrique Plancarte Solís y a Servando Gómez Martínez”.
La violencia en la zona también llevó a que hace pocos días el Obispo de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez, alentara a los fieles de su diócesis a no perder la esperanza ante los graves hechos de violencia ocurridos en días recientes y que han dejado a la comunidad “hundida en el miedo y la zozobra”.