Fue un partido épìco. Veintiún años después de su último título nacional, el Club León, de dicha ciudad mexicana, lograba el sexto tras derrotar al Club América (propiedad de Emilio Azcárraga) en el campo del rival, un Estadio Azteca abarrotado por cien mil espectadores. En el partido de ida el León (propiedad de Carlos Slim) había ganado por 2-0, y en México D.F. lo hizo también por 1-3, completando un histórico 51 en la eliminatoria, máxime si tenemos en cuenta que estaba recién ascendido de la Segunda División el año pasado.

La ocasión merecía algo especial, y el entrentador que obró el milagro, el uruguayo-argentino Gustavo Matosas, abrazado a sus jugadores, tuvo una hermosa iniciativa que fue seguida por la totalidad de la plantilla. Se pusieron de rodillas, y el técnico, agradeciendo al cielo, no la victoria (pues un equipo u otro es indiferente allá arriba), sino el amparo a los jugadores, dijo: "Vamos a dar gracias a Dios y a la Virgen, que nos guardó y nos protegió a todos". Acto seguido se santiguó, y todos juntos rezaron el padrenuestro y el avemaría, antes de levantarse y pasear la copa por el césped.

El título, además, abre la posibilidad para los "Panzas Verdes" de construir un nuevo estadio en León, algo para lo cual Carlos Slim y el gobernador Miguel Márquez se sentarán a hablar el año que viene.