La líder socialista Michelle Bachelet volverá a ser la presidenta de Chile (ya lo fue de 2006 a 2010), después de una campaña en la que ha extremado los rasgos radicales de su propuesta respecto al aborto y la ideología de género.
Su triunfo fue reconocido por su contendiente, Evelyn Matthei, apenas una hora después del cierre de los colegios electorales el domingo 15 de diciembre por la noche.
En estas elecciones con voto voluntario (una novedad en Chile, que se usó por vez primera en las municipales de 2012) sólo acudieron a votar 5,7 millones sobre casi 13,6 millones de inscritos. Bachelet consiguió el 62% de los votos.
Así, en un país de 17,5 millones de habitantes, Bachelet gobernará por la decisión de 3,5 millones de personas: no es una mayoría social aplastante, pero quizá con ella Bachelet quiera imponer reformas del progresismo radical a un país que es a la vez moderno, católico, provida y profamilia.
Michelle Bachelet fue ex presidenta y ex directora de ONU Mujeres, la agencia de Naciones Unidas para la mujer. Ha sido la personalidad política más cercana en toda Hispanoamérica a las políticas de ideología de género llevadas a cabo en España por José Luis Rodríguez Zapatero, defendiendo leyes que faciliten el aborto y la redefinición del matrimonio para que deje de ser la unión de un hombre y una mujer.
Bachelet en Naciones Unidas ya militó como activista de la ideología de género. Bachelet fichó allí, con buen sueldo, a la joven ex-ministra de Igualdad de Zapatero. Bibiana Aído, para ocupar un cargo de relevancia en la División de Gestión y Administración. Aído, con un curriculum profesional escaso y ligado sólo al servicio al PSOE y los lobbies feministas es recordada en España por su frase "un feto de 13 semanas es un ser vivo pero no un ser humano". No está claro si Bachelet, que tiene un título en medicina, comparte esta frase, pero sí que contrató a Aído.
En campaña Bachelet propuso abrir la posibilidad de legalizar el aborto en casos en los que la vida de la madre corriera peligro, de violación o de inviabilidad del feto... los coladeros con los que España pasó de unos 3.000 abortos clandestinos a 120.000 abortos legales al año.
Chile, un país con medicina moderna que prohibe todo aborto, tiene la segunda mejor salud maternal de todo el continente, sólo por detrás de Canadá. Es la demostración de que en un país con medicina moderna y buenos registros estadísticos, la prohibición del aborto no daña a las mujeres, al contrario, las protege y mejora su salud.
Bachelet también habló de "un debate social" con respecto al matrimonio homosexual. Queda por ver si ese debate incluye el derecho de los ciudadanos a pronunciarse, como en Croacia hace unas semanas: el único caso de un país europeo en el que han dejado pronunciarse a los ciudadanos sobre el matrimonio. Los croatas pidieron que la Constitución deje claro que el matrimonio es sólo la unión entre hombre y mujer.