Carlos Arturo Quintero, de 52 años, obispo de la diócesis de Armenia (560.000 habitantes, Colombia) se infiltró en un congreso de pastoral social en su diócesis disfrazado de persona que vive en la calle.
El congreso trataba de temas como la tolerancia, el respeto y la atención a los habitantes de calle, pero los organizadores y asistentes no supieron cómo reaccionar (o reaccionaron mal) ante la imagen de ese hombre mal vestido, incómodo y que parecía desfallecer.
Lo más grave es que los asistentes al congreso (se supone que católicos con interés en temas sociales) se mostraron totalmente apáticos ante él. Peor aún, cuando fingió caerse, nadie lo ayudó.
Felipe López, encargado de la logística del evento, explicó después: “Alguien se acercó y me dijo: Felipe, tenga cuidado que alguien entró, no pagó la inscripción, no tiene escarapela, está encapuchado”.
Por su parte, Carlos Alberto Sierra, asistente del congreso, aseguró que la presencia del supuesto habitante de calle dejó a “todo mundo aterrado, no sabíamos cómo actuar”.
Al menos, comprensión y sensibilidad
Según el obispo, el experimento social “tenía como objetivo despertar la sensibilidad en los participantes del congreso”, lo que, a su juicio, se logró.
“Una persona vulnerada en sus derechos necesita de nuestra comprensión (…) la compasión es ponerse en los zapatos del otro”, añadió.
El obispo declaró que sentía “cómo se desgarra el alma”, porque “me sentía rechazado”.
“Me ubiqué en algunos espacios estratégicos del teatro. Algunos no me respondían bien, otros me contestaban muy mal. Lo resumiré todo en esta palabra: indiferencia”, contó Quintero a un medio local, declaración que cita Noticias Caracol.
En el vídeo, que fue publicado por la Conferencia Episcopal de Colombia, el religioso comentó que buscaba mirar la reacción y la actitud de las personas cuando ven un habitante de calle, sobre todo en el contexto de un evento.
“Este homenaje implica la búsqueda de una sensibilización en la sociedad, despertando el sentido de la solidaridad y superando todo asomo de indiferencia e intolerancia frente al habitante en situación de calle”, agregó el obispo.